Contracorriente

La economía no es tema

Nada se explica sin saber lo que ocurre en la economía y ésta no es materia del debate político entre los aspirantes a suceder a López Obrador, porque sus indicadores generan expectativas favorables.

¿Se acuerda usted del eslogan “Es la economía, estúpido” usado durante la campaña que llevó a Bill Clinton a la presidencia de Estados Unidos en 1992? Cuando hay problemas económicos causantes de desempleo y empleos precarios, bajos salarios, bajas inversiones, incertidumbre y desconfianza en el futuro, inevitablemente se convierten en los temas medulares en el diálogo político en un cambio de gobierno.

En la disputa por el poder en México no han aparecido esos temas porque la economía va creciendo a un ritmo mayor que el esperado y los indicadores de consumo también crecen a tasas elevadas, lo que en parte se atribuye a que el empleo y los salarios están teniendo su mayor crecimiento en décadas.

Sin olvidar las limitaciones estructurales de la economía nacional y ateniéndonos a datos del IMSS, es para destacar que el Instituto registró, al 30 de junio pasado, un número de trabajadores sin precedente histórico de 21 millones 887 mil 307 derechohabientes, al que se llegó por un aumento de 3.9 por ciento ese mes y de 4.1 por ciento en mayo, con respecto a los mismos meses de 2022. El 86.4 por ciento son empleos permanentes y el 13.6 por ciento eventuales.

Además, “Desde enero de 2019 a la fecha, el salario base de cotización en el IMSS mantiene aumentos anuales nominales iguales o superiores al 6.0 por ciento”; el salario actual de los trabajadores formales inscritos en el IMSS registró en junio un incremento nominal de 11.2 por ciento anual, el más alto de los últimos 22 años (El Financiero, 07-05).

Empleo y salarios en crecimiento fortalecen el mercado interno, lo que se refleja en dinamismo del consumo y éste, en estímulo a las inversiones productivas.

A marzo de este año, la formación bruta de capital llevaba un aumento de 8.8 por ciento con respecto al mismo mes del año pasado, un índice todavía modesto.

Como sea, hay razones para que el Indicador Global de Opinión Empresarial de Confianza (IGOEC) que actualiza mensualmente el INEGI se mantenga bastante arriba de los 50 puntos, con variaciones mínimas mes con mes.

Además del fortalecimiento del mercado interno, la industria manufacturera lleva buen ritmo de crecimiento que obedece principalmente a la recuperación de la economía de Estados Unidos.

Otro motivo de aliento en el frente externo de la economía es que la mexicana es una de las diez únicas en el mundo que siguen recibiendo Inversión Extranjera Directa (IED), la cual se ha detenido globalmente por la incertidumbre y eventos geopolíticos (El Financiero 07/05); durante el año pasado llegaron 35 mil 292 millones de dólares a México, un 12 por ciento más que el año anterior.

Un informe de la UNCTAD destaca que México fue el país que durante 2022 recibió 27 proyectos en inversiones greenfield, más que ningún otro en el mundo; las inversiones greenfield se refieren a la instalación de empresas que no tenían presencia previa en el país.

En conclusión, aunque no todo se explica por la economía, nada se explica sin saber lo que ocurre en la economía y ésta no es materia del debate político entre los aspirantes a suceder a López Obrador porque sus indicadores generan expectativas favorables.

En el plano de las apariencias en el que se desarrollan las campañas electorales, se discutirá el atractivo carismático de los aspirantes y si su origen es o no popular, si Xochitl Gálvez es el mensaje y la mensajera, cualidad que ciertamente no se ve en ninguno de los morenistas.

Pero de fondo, en esta campaña se disputa, como no ocurría desde 1982, el modelo de desarrollo del país; uno es por el que pugna la 4T, al que habría que reconocerle que ha modificado tendencias económicas básicas de manera favorable, aunque en otros frentes, como el de seguridad, la estrategia no tiende a dar resultados.

La alianza PRI-PAN le ha encargado a José Ángel Gurría, quien como secretario de Hacienda de Ernesto Zedillo fue artífice del modelo neoliberal junto con sus predecesores en el cargo, Francisco Gil Díaz y Guillermo Ortiz, modelo que en México tuvo acentos en desigualdades y corrupción mayores aún que en América Latina.

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