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El ‘nearshoring’ y la falta de electricidad. Cuando el destino nos alcance

Durante las olas de calor de mayo y junio de este año, quedó demostrado que la capacidad de generación eléctrica esta rebasada.

El tema en boca de todos es la ola de inversión que el fenómeno de la relocalización de centros de producción tendrá para nuestro país. Sin duda, México ocupa un papel privilegiado en la geopolítica y en la geografía, ya que nos beneficiamos de las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China y, por otra parte, tenemos de vecino al mercado más grande del mundo.

Sin embargo, para recibir nuevos centros de producción se requiere de electricidad, ya que cualquier proceso productivo de una u otra forma depende de fuentes de energía eléctrica. Adicionalmente, las preocupaciones globales por el cambio climático demandan que esta energía sea limpia, es decir que no provenga de combustibles fósiles (petróleo, gas natural y carbón). Situación cada vez más controlada y auditada por los criterios Ambiental, Social y Gobernanza exigibles a las empresas.

Durante las olas de calor de mayo y junio de este año, quedó demostrado que la capacidad de generación eléctrica esta rebasada, para prueba los apagones programados del Centro Nacional de Control de Energía, operador de la red eléctrica del país. No obstante, la falta de generación no es el único problema, sino más preocupante es la falta de redes de transmisión y de distribución para transportar la energía eléctrica que se llegue a generar por nuevas centrales eléctricas, sean estas públicas o privadas.

La ideología gubernamental hizo que prácticamente el sexenio que termina se traduzca en seis años con nulo crecimiento en generación de electricidad y redes para transportar dicha energía. Si bien las restricciones de la reforma a Ley de la Industria Eléctrica a los generadores privados nunca pudieron aplicarse por virtud de las resoluciones del Poder Judicial de la Federación, el entorno regulatorio no permitió que llegaran nuevos proyectos de generación y no se avanzó en el incremento de las redes de transporte eléctrico.

Al interior del IMEF tenemos la certeza de que los inversionistas ven a nuestro país como un lugar adecuado para establecer sus proyectos de relocalización, sin perjuicio de los problemas de seguridad pública y demás temas que puedan ser negativos para México. Pero un obstáculo insalvable para establecer un centro de producción es la falta de acceso a suficiente energía limpia, confiable y barata, y no se diga del acceso al gas natural. Es decir, casi todos los defectos del país son salvables en un proyecto de inversión, excepto la falta de energía.

Sin duda el marco regulatorio actual permite esquemas de acceso de energía no regulados o poco regulados, que no deben conectarse a la red eléctrica, y que no compiten directamente con la Comisión Federal de Electricidad, tales como la generación distribuida y el abasto aislado; sin embargo, dichos esquemas tienen sus propias limitaciones, y no pueden ser la panacea para la falta de inactividad del gobierno como regulador y promotor de infraestructura eléctrica.

La entrada de un nuevo gobierno, aún sin alternancia política, siempre presupone esperanzas de cambio. Nada sería más reconfortante que nuestros líderes y tomadores de decisiones políticas y regulatorias, estén a la altura de la oportunidad histórica que tiene México en estos momentos, y que se briden las garantías de acceso a la electricidad para los nuevos proyectos de inversión que están eligiendo un destino para establecerse.

Para el IMEF, el nombramiento de Luz Elena González Escobar, como Secretaria de Energía, y de Marcelo Ebrard, como Secretario de Economía, puede ser la pauta para dar la certeza a nuevas inversiones privadas en el sector energético, tanto en la parte de generación como de transmisión y distribución, ello de la mano de la soberanía energética que tanto se proclama.

El autor es presidente del Comité Técnico Nacional de Infraestructura y Energía IMEF.

gcanseco@chevez.com.mx

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