El tercer debate presidencial de México captó una menor audiencia que los anteriores debates. Aunque durante la transmisión se registró un aumento constante de las visualizaciones, reflejando el interés de este evento en el contexto político del país. Este fenómeno no solo demuestra el interés en la política mexicana, sino también el compromiso de los ciudadanos por saber más del proceso electoral.
En este ambiente de alta expectativa, Claudia Sheinbaum se destacó, consolidando su posición como puntera en la contienda presidencial. La candidata de la coalición Juntos Haremos Historia alcanzó un 58 por ciento de las preferencias electorales en relación con el debate, motivadas por sus propuestas alrededor de temas clave como seguridad, educación y política exterior.
Gálvez, con un 34 por ciento en las preferencias postdebate, se enfocó en criticar las políticas actuales y resaltar deficiencias en el gobierno actual. Álvarez Máynez, aunque se quedó con un 8 por ciento de las preferencias, propuso cambios en las políticas económicas, en un esfuerzo por resonar con un sector específico del electorado.
El tercer debate no sólo consolidó a Claudia Sheinbaum como la candidata a vencer, sino que también delineó el panorama electoral con propuestas que resonaron de diferentes maneras entre el electorado. Sheinbaum, con su enfoque en continuar políticas actuales y su defensa de logros bajo su administración. Tanto Gálvez, como Álvarez Máynez enfrentan el desafío de persuadir a un electorado que parece estar decidido.
A dos semanas de la elección, el tercer debate marca un punto crucial en la carrera presidencial, delineando no solo las opciones políticas para los votantes sino también estableciendo las narrativas que dominarán las semanas finales de la campaña.