Mitos y Mentadas

Repensando la migración

Siempre se señala a los políticos como los responsables de buscar una solución al problema migratorio, pero los defensores de la migración podrían ser parte de la solución.

En el último artículo mencioné algunas de las causas identificables para la migración: la pobreza, los desastres naturales, la inseguridad y una búsqueda por una mejoría de vida. También existen otras, como las guerras, la persecución política y las crisis ocasionadas por regímenes autoritarios. De estas dos últimas claramente se identifican los casos de Venezuela y Nicaragua. Los movimientos masivos de desplazados están generando presión social y política en algunos de los países receptores como Chile, Costa Rica y Estados Unidos.

Ante cualquier crítica u oposición, muchos defensores de la migración reaccionan de manera agresiva, acusando de antiinmigrantes, sin hacer el mínimo esfuerzo por comprender el contexto y las razones por las que algunas personas adoptan una postura de rechazo. En sus discursos, no hay lugar para términos medios ni matices: o se es promigrante o se es antimigrante, blanco o negro, sin opciones. Sin embargo, en muchas ocasiones, estas mismas personas que abogan por la libre entrada a los países no asumen la responsabilidad ni participan en garantizar una adecuada integración de los migrantes en el país receptor. Una vez que los migrantes están dentro, el problema pasa a ser responsabilidad del gobierno o de las ONG.

En muchos casos los críticos de la migración están transmitiendo las preocupaciones y la presión de la población a la que representan o a la que pertenecen y los efectos que genera una inmigración masiva. Los dedos siempre señalan a los políticos como los responsables de buscar una solución y dar respuesta a esta demanda. En lugar de acusar y señalar sin escuchar, los defensores de la migración podrían ser parte de la solución. Me permito compartir algunas ideas: haciéndose responsables de una persona migrante, de su inserción en la sociedad, la cultura, el idioma y del cumplimiento con los trámites legales de inmigración. En EU, en el Estado de Connecticut ya existe un programa de ciudadanos voluntarios que se convierten en patrocinadores y mentores de refugiados ucranianos. Los gobiernos también podrían tener una participación más proactiva.

Un ejemplo de cómo se inserta la población migrante a Israel, es lo que se conoce como Ulpan. La función del Ulpan es la de enseñar a los inmigrantes adultos el idioma hebreo, historia, cultura y geografía israelí. El objetivo es ayudar a los migrantes a integrarse lo más rápido y fácilmente posible a la vida económica y cultural del país. Una iniciativa similar podría regularizar y sistematizar el ingreso de migrantes en países receptores, al mismo tiempo que mitiga los temores de que la migración transforme la cultura y lingüística en algunas naciones. Por ejemplo, la preservación de la cultura del vino en Francia, la diversidad culinaria en Italia y el laicismo en los países nórdicos, entre otros ejemplos.

Existen aproximadamente 89 millones de personas desplazadas en el mundo. La mayoría no están intentando inmigrar a cualquier país, se centran en países como Estados Unidos, Canadá, Inglaterra, España, Turquía, Alemania, Colombia, Costa Rica o Chile. En Costa Rica han inmigrado más de medio millón de nicaragüenses, un país con una población de 5 millones de habitantes. Lo mismo ocurre en algunos condados fronterizos de EU como la ciudad, Del Río, donde los migrantes casi duplicaron la población total.

AMLO y muchos medios aseveran que en EU solo los republicanos son los antiinmigrantes, pero si analizamos lo que está pasando en el mundo veríamos que el tema, como dije antes, es mas complejo. En Chile, que es un país de inmigrantes y con un gobierno de izquierda, 77 por ciento de la población cree que los migrantes les causan daño. La crisis migratoria está causando tensión entre los gobiernos de Chile, Bolivia y Venezuela. ¿No es hora de buscar soluciones a largo plazo que involucren la participación de todos los países del del G20 o de la OCDE?

COLUMNAS ANTERIORES

Trump: ¿Cambiando al Partido Republicano?
Acemoglu, Robinson, el Nobel y las mentiras

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.