La narrativa que sostiene que Trump está transformando radicalmente el Partido Republicano puede ser engañosa. Al analizar la historia del partido y sus posturas tradicionales, se revela que muchas de las políticas de Trump son, en realidad, un regreso a sus raíces. La plataforma republicana de 1900 y las acciones del presidente William McKinley reflejan posturas proteccionistas y restrictivas en inmigración que resuenan con las propuestas de Trump.
A principios del siglo XX, el Partido Republicano defendía el proteccionismo y las tarifas, argumentando que eran necesarias para proteger a los trabajadores y las industrias nacionales de la competencia extranjera. Este enfoque buscaba asegurar que los productos estadounidenses no fueran desplazados por productos más baratos del extranjero, resonando con la base de trabajadores y las industrias en el partido. Asimismo, el partido abogaba por restricciones a la inmigración, con preocupaciones centradas en la protección de los trabajadores frente a la competencia laboral barata proveniente de inmigrantes, especialmente de Asia y Europa del Este. Este sentido de nacionalismo y apoyo a la expansión económica y territorial estadounidense caracterizaba al partido.
El presidente William McKinley, en línea con estas posturas, firmó la Ley Dingley en 1897, estableciendo las tarifas más altas de la historia en ese momento para proteger las industrias estadounidenses. Aunque la inmigración no era tan restrictiva como en épocas posteriores, hubo esfuerzos por controlar y regular la inmigración para proteger el empleo estadounidense.
Al comparar estas políticas con las de Donald Trump, las similitudes son claras. Trump implementó tarifas más altas sobre productos importados, especialmente de China, en un esfuerzo por proteger las industrias nacionales, una postura que resuena con la plataforma de los años 1900. Aunque el presidente Joe Biden prometió eliminar estas tarifas durante su campaña, estas permanecen en vigor, subrayando la continuidad de ciertos aspectos del enfoque proteccionista. Independientemente de quién gane las próximas elecciones, seguirán las presiones de mantener y hasta aumentar las tarifas. Hay que recordar que Kamala Harris, del Partido Demócrata, votó en contra del T-MEC.
Además, la administración Trump implementó medidas estrictas para controlar la inmigración, incluyendo restricciones de viajes y esfuerzos para construir un muro en la frontera con México. La retórica de ‘América Primero’ de Trump, junto con su enfoque en el fortalecimiento de la economía local y la reducción de la influencia exterior, también tiene ecos del nacionalismo que caracterizaba al Partido Republicano de principios del siglo XX.
Después de la Segunda Guerra Mundial, el Partido Republicano experimentó varios cambios en su plataforma y pensamiento, reflejando las transformaciones políticas, económicas y sociales de Estados Unidos. Bajo líderes como Dwight D. Eisenhower, el partido adoptó una postura internacionalista, apoyando la creación de la OTAN y la contención del comunismo. Durante la presidencia de Eisenhower, se promovió una economía de mercado con intervención gubernamental limitada, sin desmantelar el New Deal. El período de Ronald Reagan consolidó el conservadurismo del partido, promoviendo recortes de impuestos, desregulación y una reducción del gasto gubernamental en programas sociales, junto con un aumento en el gasto de defensa. Con el fin de la Guerra Fría, el partido adoptó políticas de globalización y libre comercio bajo líderes como ambos presidentes Bush, firmando acuerdos como el TLCAN.
Más que crear un nuevo Partido Republicano, Trump está regresando a algunas de las raíces históricas del partido, adaptándolas a las realidades políticas y económicas del contexto actual. Casi la mitad del país lo apoya, gane o no, su posicionamiento debe tomarse en cuenta.