Hacia meses que metía la mano en los pequeños bolsillos de mi hijo, como quien desenvuelve un regalo. Tras poner la lavadora en marcha me quedaba mirando con fascinación los tesoros extraídos del minúsculo pantalón: la cerilla usada, las tres piedras romas, la goma elástica, la media pinza mordida... Todo tipo de objetos, pero no cualquier objeto. Incapaz de desprenderme de ellos me preguntaba cuál era el criterio de selección. Tras seis meses de recolección había llenado cinco cajas de zapatos. Aparté el sofá y sobre el suelo de la sala construí un círculo con los objetos distribuidos bajo cuatro conceptos:
Juego
Dulce
Naturaleza
Magia
Fue así como descubrí los hermosos anillos que orbitaban alrededor de su mundo.
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