El fiscal de hierro

México ante el regreso de Trump

El regreso de Donald Trump coloca a México en una encrucijada. Las decisiones que tome el gobierno mexicano en los próximos meses definirán el rumbo de nuestro país.

El 19 de enero, Donald J. Trump tomó posesión, nuevamente, como presidente de Estados Unidos. Este suceso, más allá de solo ser un cambio político en nuestro vecino del norte, provoca una serie de consecuencias importantes para México. Trump no es un político convencional; su regreso al poder representa la necesidad en México de tomar decisiones determinantes respecto a temas como seguridad, migración, economía y soberanía. La pregunta es: ¿está preparado el gobierno mexicano para enfrentar estos desafíos?

Durante las primeras 48 horas de su mandato, Trump dejó claro que su agenda es la misma de siempre. Firmó decenas de órdenes ejecutivas que afectan directamente a nuestro país: la declaración de emergencia en la frontera, la clasificación de los cárteles como organizaciones terroristas y la eliminación de la ciudadanía estadounidense por nacimiento. Además, anunció su intención de imponer aranceles a México, militarizar la frontera y reinstaurar la política de ‘Quédate en México’, entre otras cosas. Cada una de estas medidas representa un reto importante para nuestro país, por lo que la falta de una estrategia clara por parte del gobierno de México es preocupante.

Entonces, Trump como presidente se traduce en una destrucción de la relación México–Estados Unidos. La declaración de los cárteles como grupos terroristas se vuelve justificación para acciones unilaterales, incluyendo la posible llegada de militares estadounidenses al territorio mexicano. La militarización de la frontera, junto con la reinstauración de políticas migratorias ultra restrictivas, no solo ataca la soberanía mexicana, sino que nos convierte en el almacén de inmigrantes ante la migración masiva desde Centro y Sudamérica.

Ahora, preocupa mucho la posible reinstauración de la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798, pues representa una amenaza directa para los mexicanos en Estados Unidos. Esta ley, de aplicarse, otorgaría al gobierno estadounidense facultades discrecionales para detener y deportar a extranjeros sin juicio o procedimiento previo. Esto generaría una crisis humanitaria y migratoria sin precedentes, con México como el buzón de miles, o incluso cientos de miles, de deportados.

En el ámbito económico, los aranceles propuestos por Trump y las restricciones comerciales impactarían gravemente al sector privado mexicano, que depende del comercio con Estados Unidos. La incertidumbre generada por estas medidas afecta no solo a las grandes empresas, sino que también a los millones de trabajadores que dependen del comercio exterior con Estados Unidos.

Mientras Trump avanza con fuerza en sus nuevas políticas, cuando sabemos desde hace tiempo que él sería nuevamente presidente de Estados Unidos, el gobierno mexicano estaba y continúa más preocupado por sus reformas sin sentido antes que por diseñar un plan que permita enfrentar estas amenazas. La destrucción del Poder Judicial, la centralización del poder y decisiones superficiales como sancionar el vapeo demuestran un gobierno desconectado de la realidad. Es irrelevante cuántas leyes se creen, modifiquen o extingan; lo que importa es la capacidad que se tenga para aplicar las que ya tenemos de manera efectiva, algo que en México, desde hace mucho tiempo, no acontece.

El actual gobierno de Morena ha carecido de capacidad para enfrentar la delincuencia organizada y la inseguridad, erradicar el narcotráfico, regular la migración y contener el contrabando de mercancías chinas, siendo estos los rubros que más les preocupan a los estadounidenses. ¿Cómo puede, entonces, responder a un gobierno de Estados Unidos que no tolerará errores que afecten sus intereses? ¿Qué pasará cuando la presión del vecino del norte aumente y el gobierno mexicano siga sin mostrar resultados?

Lo he dicho antes, es necesario actuar en consecuencia y fortalecer las instituciones en México, diseñar una política exterior firme; poner mano dura ante la inseguridad, el contrabando, la migración descontrolada, el narcotráfico y la delincuencia organizada, así como proteger a los mexicanos que viven en el extranjero.

El regreso de Donald Trump coloca a México en una encrucijada. Las decisiones que tome el gobierno de México en los próximos meses definirán el rumbo de nuestro país. La presidenta Claudia Sheinbaum tiene en sus manos la responsabilidad de actuar con liderazgo y determinación. De lo contrario, México estará en una crisis aún más devastadora que en la que ya nos encontramos.

Es momento de dejar atrás las reformas inservibles y las estrategias improvisadas. México necesita un gobierno que entienda el desafío en que nos encontramos, que actúe con inteligencia y priorice el bienestar único de los mexicanos. En ese momento crítico no hay margen de error. La historia juzgará la capacidad de este gobierno para defender a México de las amenazas externas e internas.

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