En otra de mis columnas hablé sobre los alcances de las máquinas que toman decisiones, existen situaciones en las que: las máquinas nos sugieren opciones, pero nosotros tomamos las decisiones; las máquinas eligen una opción y nosotros la autorizamos; las máquinas toman decisiones sin consultarnos y solo nos avisan; y otros casos más extremos, las máquinas toman decisiones sin siquiera avisarnos.
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas sacó a la luz en marzo de 2020 la Operación Tormenta de Paz, que ordenó el primer ministro libio Fayez al-Sarraj, en la que se utilizaron vehículos aéreos de combate no tripulados (UCAV) contra las Fuerzas Aliadas de Haftar (HAF). Pero lo que hizo diferente este ataque, es que la operación se llevó a cabo sin intervención humana. Es el primer caso registrado en el que las máquinas -drones- tomaron decisiones sin pedir autorización humana.
“Los convoyes logísticos y las HAF en retirada fueron posteriormente perseguidos y atacados a distancia por los vehículos aéreos de combate no tripulados o los sistemas de armas autónomos letales como el STM Kargu-2.
“Los sistemas de armas autónomas letales fueron programados para atacar objetivos sin requerir conectividad de datos entre el operador y la munición: en efecto, una verdadera capacidad de ‘disparar, olvidar y encontrar’”, según el informe, que no especifica si hubo heridos o bajas relacionadas con el ataque.
Aunque sabíamos que llegar a este punto sería inevitable, no sabíamos cuándo y quién sería el primero en hacerlo, pero este hito marca el inicio de la fase de escalada. Se abrió la caja de Pandora y a partir de ahora la discusión en las Naciones Unidas no será sobre las razones para no hacerlo, sino que con el pretexto de que ya un país lo hizo, al menos en forma pública, la discusión se centrará en intentar frenar la escalada exponencial en el uso de este tipo de armamento autónomo con capacidad de matar.
Quién diría que en el año y mes en el que se inició la cuarentena global causada por el Covid-19, marzo de 2020, también se daría el banderazo de salida para la guerra de los drones autónomos.