“Sentí una gran perturbación en la Fuerza. Como si millones de voces de repente gritaran aterrorizadas y de repente fueran silenciadas” - Obi-Wan Kenobi, sobre la destrucción de Alderaan en la película de Star Wars, “Una Nueva Esperanza”.
Recuerdo cuando niño, fui a ver esa película que me preguntaba ¿cómo pudo Obi-Wan percibir la destrucción de Alderaan? Si algo nos ha enseñado la ciencia es que todo está interconectado, lo que hace diferente a Kenobi y a los Jedis es su capacidad de mantener sintonizado el canal de comunicación y entender el lenguaje humano de la desesperación.
A principios de este mes, la Royal Society Open Science publicó el artículo “Lenguaje de hongos derivado de su actividad de picos eléctricos”. Andrew Adamatzky realizó análisis matemáticos de señales eléctricas que los hongos se envían entre ellos y logró identificar patrones que tienen una sorprendente similitud con el habla humana.
En el resumen del documento científico, Adamatzky explica cómo agruparon los picos de palabras, para posteriormente proporcionar un análisis lingüístico y de complejidad de la información, con el que lograron demostrar que las distribuciones de palabras fúngicas, coinciden con las de los idiomas humanos.
Pero eso no es todo, el equipo de científicos también construyó jerarquías algorítmicas, para demostrar la existencia de oraciones fúngicas, e incluso identificaron comunas de especies de hongos que generan oraciones aún más complejas.
La humanidad ha basado su desarrollo en la capacidad que nos han dado los lenguajes de comunicación, comenzando por el lenguaje corporal o microexpresiones, pasando por la comunicación por señas, el lenguaje escrito, hasta llegar a los múltiples lenguajes de programación que hoy nos permiten experimentar las maravillas que vivimos.
Pero son los dos primeros, el corporal y el de señas, los que nos han ayudado a comunicarnos con otros seres vivos animados. Bueno, al menos hasta ahora, este descubrimiento abre la puerta a un mundo completamente desconocido hasta ahora para la humanidad. ¿Seremos capaces de comunicarnos con comunas de hongos?, ¿y luego?
Cada vez que veo un descubrimiento científico como este, trato de encontrar su aplicación a la tecnología. Cuando los científicos empiecen a sintetizar y entender profundamente las estructuras dentro de los hongos que “piensan” los mensajes, luego las estructuras emisoras, después los canales de comunicación, hasta aquellas que “interpretan y deciden” la ejecución de de “acciones”, podremos optimizar nuestra propia tecnología.
Lo que es un hecho es que no hay nada nuevo bajo el sol, bueno en este caso, bajo la sombra.