La molestia y preocupación en el mercado de valores está al alza y rompiendo cualquier nivel visto anteriormente. Los cambios a las disposiciones de carácter general aplicables a las casas de bolsa calificadas “en materia de mejor ejecución”, consideran que no contribuyen a la competencia, y lo que puede ser peor, podría causar una salida aún mayor de inversionistas hacia otros mercados, al cambiarse las reglas del juego en pleno partido.
Aunque públicamente nadie se atreve a discutirle a las autoridades, pues consideran se ha gastado tiempo y dinero ante unos reguladores que en lugar de fomentar la sana competencia buscan aplicar lo que consideran es técnicamente un ‘rescate’ de una bolsa de valores −que estiman de todos modos no funcionará−, ya que su modelo de negocio no es el adecuado para el tamaño del mercado mexicano, y no ayudará a enmendar la plana de un negocio que no está siendo rentable para sus inversionistas.
Si bien las autoridades en su comunicado oficial afirman que los cambios buscan “incentivar la operación en las bolsas de valores, promover la sana competencia, proteger al inversionista y facilitar la operación al cierre de la sesión de remates”, para quienes operan en el mercado es todo lo contrario, aunque reconocen que dentro de lo malo hay algunos poquitos puntos buenos, pero que no equilibran el gran golpe que tendrá el sector.
Para empezar, las casas de bolsa tendrán que invertir en menos de dos meses de 500 mil a un millón de dólares para adaptar sus algoritmos, en un momento en que la economía no ha tenido el mejor desempeño, pero tendrán que cumplir lo que la disposición busca que es “evitar sesgos tanto en el envío como en la ejecución de posturas”, pero lo que no vieron las autoridades −aseguran− es que los inversionistas consideran como un riesgo no saber por dónde saldrán sus órdenes, y ya varios comentan que la mejor opción sería hacer las operaciones en la bolsa de Brasil.
A los operadores de capital y al sector privado mexicano en general, coinciden todos, no les gusta que las reglas del juego sean cambiadas a mitad del partido, ya que se tenía una operación que funcionaba y no debía cambiarse, por ayudar o dar incentivos a un participante del mercado de valores.
Hacer estos cambios que inciden en el libre mercado es motivo de preocupación, aunque los clientes finales deben estar tranquilos de que están protegidos sus intereses, porque se mantiene el filtro de que se le dará el mejor precio de ejecución en la Bolsa, ya sea la Mexicana de Valores o Biva, y si en ambas está al mismo precio se irá hacia aquella que tenga la liquidez, al menos coinciden en que el absurdo de la autoridad de proponer un 70/30 para darle mayor negocio a la otra bolsa quedó eliminada. Tan absurdo como dijo un pequeño banco, que pedirá a las autoridades que unos de los grandes bancos le pase a sus clientes, solo porque es un banco pequeño y no gana tanto como los grandes.
Al final, estas disposiciones como otras que pueden tener buenas intenciones, pero malas ejecuciones, afectan lo que se ha venido impulsando hace décadas: la competencia en el sector financiero. Lo honesto, califican varios participantes del mercado, era dejar lo que estaba funcionando como estaba, y recordaron que cuando salieron las reglas en 2015-2018 se trabajó de la mano de los reguladores para tener reglas acordes a mercados desarrollados; ahora parece que todo va para atrás, ya veremos si los jugadores y el mercado se equivocan, y los cambios sirven de algo o solo como lo califican varios es un ‘subsidio’ o ‘rescate’ disfrazado. Por lo pronto, la moneda está en el aire.