En momentos de inflación al alza, tasas de interés en aumento, menor crecimiento de la economía, lo que menos quiere el sector financiero en general es que el crédito crezca de forma tan rápida y acelerada y luego todo mundo tenga que pagar los platos rotos.
Como bien dijo el presidente de los banqueros Daniel Becker, se ha visto desde hace varios años y quedó más que demostrado en la pandemia, que los mexicanos son cada vez más responsables en el uso del crédito, aunado a que los bancos también han aprendido la lección; recordemos la crisis de las tarjetas de crédito, donde miles de mexicanos se sobreendeudaron porque las regalaban como si fueran dulces y con cero conocimiento del uso y educación financiera, vimos entre 2007-2009 un problema que bien pudo evitarse.
Hoy, el crecimiento del financiamiento que otorga la banca si bien ha sido importante en términos nominales y reales en estos años, ha sido bajo un criterio que obedece también a dar crédito con mejores controles por parte de las instituciones, ya que si el crédito crece de forma acelerada, luego como bien reconocen los mismos bancos “hay que pagar los platos rotos de estos crecimientos”.
Y es ahí, en donde también como lo platiqué la semana pasada, la educación financiera es fundamental porque inclusión, o sea más créditos o cuentas de ahorro sin que las personas sepan todo lo que deben de saber, pueden salir todos perjudicados.
Un claro ejemplo, es el hecho de que si se abre una cuenta de ahorro o de cheques a la vista, los clientes deben saber que deben “mover” su cuenta una vez al año, es decir hacer un depósito, retiro o moverlo a otra cuenta, para evitar que sea enviada a la beneficencia o a temas de seguridad pública como ahora se propone.
Es fundamental el conocimiento y la explicación a cada persona que entre al sistema financiero vía la contratación de un producto y servicio, ya que aquello que siempre nos decían que si el dinero en el banco se quedaba ahí estaba seguro y protegido, con este tipo de iniciativas podríamos decir no es del todo real o fidedigno, porque siguiendo este ejemplo, y si se ratifica esa iniciativa en el Senado sin cambios, si no utilizan la cuenta en donde tienen sus ahorros durante seis años, en un monto hasta de 300 salarios mínimos es enviado a la beneficencia pública y próximamente si no se aceptan modificaciones, los montos por encima de ese nivel serán canalizados a los tres niveles de gobierno para seguridad pública, cuando actualmente esos montos mayores se mantienen en una cuenta concentradora del banco, y las personas aunque hayan pasado esos seis años, pueden recuperar el dinero demostrando ser los beneficiarios de ese recurso; ojalá la propuesta que diseñan los bancos sea aprobada, pero más allá de eso, que se refuercen los temas de comunicación y educación financiera para que nadie tenga que pasar un mal rato por desconocimiento.
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Y en el otro lado de la moneda, con mucho potencial se ve hacia el futuro el trabajo que realizan las empresas en favor del cuidado del medio ambiente en el país, ya que la primera entrega de premios en ese tema organizado por HSBC y EY México, se recibieron más de 100 iniciativas en donde el 40 por ciento de las empresas inscritas eran Pymes. Los ganadores este primer año fueron Grupo Restaurantero Gigante, Palace Resorts, Grupo Rotoplas, Del Pacífico Seafoods, Grupo IMU y Banco de Alimentos Cáritas de Puebla: Felicidades a los ganadores. Y por lo pronto, la moneda está en el aire.