Fueron 16 largos meses del proceso desde que se anunció la venta de Banamex: varios suspirantes a adquirir el banco, desde Banorte, Azteca y Santander, por mencionar algunos, que luego se fueron “bajando” del proceso, dos que casi llegaron a la final, Mifel y Grupo México, y al final, el camino que se eligió fue que irán al mercado de valores con una Oferta Pública Inicial (OPI).
Lo interesante es todo lo que se ha vivido en este proceso, que aún tiene un largo, muy largo camino por recorrer, y que de entrada no se debe descartar para nada una venta directa; eso sí, será hasta el siguiente sexenio. Una venta directa sigue viva y sería por un porcentaje relevante, al menos para el grupo o la persona que tendrá y asuma el control del banco, y lo demás se iría al mercado, coinciden todos los que saben de estos temas. En el caso de nuestro país, sólo un 20 a 30 por ciento del monto que se pensaba vender es lo que estiman que se estaría colocando, lo demás sí o sí, tendrá que ser vendido de forma directa, algo así como lo que hizo Televisa.
Pero el proceso ha dejado mucho de que hablar, no hay un sólo directivo en el sector financiero que no lo catalogue como un gran fracaso de venta, pues desde el anuncio el panorama no se veía para nada claro. Se anunciaba una venta sin haber separado adecuadamente los negocios y más de un año después, lo que pensaban sería una venta en la que los compradores se pelearían por la niña bonita que tiene un nombre que todos quieren usar, resultó menos atractiva de lo que se esperaba, y no, no hubo peleas para obtenerla, más bien, los que la conocían un poquito al final desistían, algo no gustaba.
Si bien Banamex no es un mal activo, se ha ido degradando en los últimos años y ha perdido mercado por el control que tiene Citi en las operaciones tras el tema de Oceanografía, eso ha hecho que ahora que se ofreció en venta resultó no ser la joya que todos creían.
A eso hay que sumarle que claramente hubo una interferencia desde el inicio por parte del presidente Andrés Manuel López Obrador, que puso una larga lista de “requisitos” y “peros” para quien fuera el comprador en una venta entre particulares, lo que complicó aún más el proceso de venta. En conjunto, entre el tiempo que se ha tardado la operación y con todos los traspiés que ha habido, calculan que la destrucción del valor del banco y la marca puede rondar los 3 mil millones de dólares (ojo eso se recupera una vez encarrilados de nuevo). Esto, sin contar los costos de abogados externos por más de 20 millones de dólares que pudieron haberse pagado, cifra que de mantener el camino de la OPI seguirá aumentando en los siguientes años, de acuerdo con estimaciones de quienes han estado en procesos similares.
Lo cierto es que, la no venta de Banamex de forma directa (por ahora) es un golpe a todos los equipos que han trabajado en ello; mostró también la soberbia de vendedor y comprador final, ya que aseguran desde hace dos semanas el acuerdo estaba y eran “nimiedades” las que se negociaban, y en el ínter se atravesó la “no expropiación” de Ferrosur a Germán Larrea, y las últimas declaraciones del Presidente mostrando su interés por comprar Banamex a un menor precio del que se pretende vender, que mejor Citi tomó la decisión de “patear” el balón al siguiente sexenio, por lo que tendrán tiempo de limpiar y definir bien lo que se vende, tener las dos licencias en funcionamiento y operando al 100, y entonces sí, empezar a diseñar la IPO con un porcentaje, ya verán mucho menor, ya que antes tendrán un comprador.
Y como todos en el sector financiero comentan en corto, no se confundan, Banamex sigue en venta, ya que siguen en busca de un socio estratégico. Ya veremos si alguno de los dos finalistas lo logra en el próximo sexenio, o hay un nuevo interesado. Por lo pronto, la moneda está en el aire.