Hace unos días se publicó una carta firmada por más mil personalidades de la industria tecnológica pidiendo frenar el desarrollo de las inteligencias artificiales (IA) por cuando menos seis meses. La carta incluía a personalidades como Steve Wozniak, cofundador de Apple; Max Tegmark, del MIT; y Elon Musk, dueño de Tesla, Space X y Twitter.
Y es que la fiebre de las IA, impulsada principalmente por desarrollos como Chat GPT, ha atrapado a millones de nuevos consumidores digitales que empiezan a aprovechar los beneficios de que un algoritmo trabaje por ellos. Ejemplos tenemos por miles, desde desarrolladores que se apoyan en estas herramientas para generar código de programación, hasta personas que afirman haber empezado negocios exitosos con las recomendaciones que les hacen las IA.
Sin embargo, una de las preguntas más importantes que debemos hacernos es ¿qué tan conveniente es desarrollar una inteligencia no humana, que probablemente superará la inteligencia humana promedio con el tiempo?, ¿qué implicaría dejar a las máquinas muchas de las pequeñas decisiones que tomamos a diario? Y las grandes decisiones como las de gobierno, justicia, economía, ¿hasta qué punto serán influidas por estas tecnologías y sus dueños? Pareciera que la humanidad está a punto de dar nuevo salto cuántico en su desarrollo con la llegada de las IA, sobre todo las que están más alcance de la población en general, pero también la de los grandes desarrollos que están en manos de empresas y gobiernos.
La adopción y lanzamiento de estas tecnologías ha sido tan rápida, que hoy todos los grandes jugadores quieren participar en el pastel de lo que suponen será la base de los grandes negocios de los siguientes años. Por ejemplo, Elon Musk, firmante de la carta para pausar el desarrollo de las IA, recientemente compró más de 10 mil tarjetas gráficas de última generación y fichó a distintos expertos para generar una inteligencia artificial propia. Dicha IA aprovechará la enorme ventaja de contar con Twitter y todos sus contenidos para entrenarse. La carrera es evidente.
Las IA, sus capacidades y sobre todo la posibilidad de acceder a ellas van a generar una nueva brecha digital, similar a las de las personas que no tienen acceso a internet con las que sí lo tienen, pero mucho más profunda, ya que el desarrollo de estos algoritmos, de cierta manera, implica que les cedamos nuestra capacidad de investigar, innovar e incluso de decidir, en aras de tener una vida más cómoda y sencilla, pero también nos permitirán resolver de manera inmediata problemas ya no solo de acceso a la información, como lo hace el internet actual, sino de generación de nuevos conocimientos creados por máquinas, esa es la gran diferencia.
Estamos en un momento de transición a una nueva era, donde el desarrollo del pensamiento crítico y la capacidad de generar conocimiento serán fundamentales, siempre debemos preguntarnos si lo que nos están diciendo las IA es verdad. Por cierto, del Metaverso de Facebook parece que ya nadie se acuerda, aunque uno nunca sabe.