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¿Y cuándo empieza la campaña de la oposición?

Pinta un escenario cuando menos complicado para la alianza opositora, pero aún no se ha roto el acuerdo entre los partidos.

Es ya agotador hablar todos los días de los candidatos oficialistas y su campaña de adulación para convencer al elector único, nuestro presidente. Todos los temas han pasado a segundo plano, incluyendo la terrible inseguridad que estamos viviendo en todo el país. Han secuestrado la opinión pública.

En la oposición, se ha dicho durante meses que habrá un candidato de unidad que hará frente a Morena, sin embargo, esto no parece ser tan fácil. Hay varias voces dentro del PAN que quieren romper la alianza e ir solos contra el candidato de la 4T, argumentando la debilidad y mal posicionamiento de PRI y PRD. Por otro lado, el PRI da muestras de un enorme desgaste y falta de unidad al interior que probablemente provoque la salida de varios de sus cuadros, como ya está sucediendo en estados como Hidalgo. Finalmente, el PRD no tiene mucho que ofrecer, han perdido prácticamente toda su militancia y recuerden que no hay cúpula sin estructura. Pinta un escenario cuando menos complicado para la alianza, pero aún no se ha roto el acuerdo entre los partidos. A final del día, la alianza depende de la voluntad de unos pocos líderes partidistas, y si algo nos ha enseñado la historia de nuestro país es que a nuestros políticos les cuesta mucho trabajo sacrificar sus intereses personales en aras del bien nacional.

De hecho, debemos hacer una distinción entre los ciudadanos en la oposición y los políticos de oposición, estos últimos son los que toman las decisiones y exigen a los primeros que confíen en ellos y voten por los candidatos que eligen sin consultarnos.

Creo que esta vez debe ser al revés, los ciudadanos en la oposición exigimos, en primer lugar, que se mantenga la alianza de partidos con un candidato de unidad, esta es la única forma de restar poder y presencia a Morena. En segundo lugar, debemos exigir que haya apertura de los políticos partidistas para las candidaturas ciudadanas, es su deber permitir una mayor participación de verdaderos liderazgos sociales y no solo de sus amigos de siempre. El hecho de que los partidos políticos tengan el monopolio de la posibilidad de competir por un puesto de elección no quiere decir que deban imponer a sus candidatos y menos en una elección como la que viene donde nos jugamos la libertad y el bienestar de nuestro país.

El PAN no pueden repetir la imposición de un candidato presidencial como fue la de Ricardo Anaya, que no escucho a nadie y no supo generar alianzas, ni conectar siquiera con el voto blando de su propio partido, que terminó decantándose por el PRI o por Morena. Y el PRI no puede volver a traicionar a México y a su electorado enfrascándose en un pleito con el PAN y entregándole el país a López Obrador muchos meses antes de que empezara su gobierno y todo a cambio de un pacto de impunidad, que por cierto no les han cumplido. ¿En serio van a dejar morir al PRI así, sin meter ni las manos?

Finalmente, la credibilidad del próximo candidato de oposición a la presidencia debe ser lo más intachable (posible), será una persona que capitalice todo el sentimiento anti-4T, que no es poco, pero debe de tener su propuesta propia y sobre todo, escuchar a la ciudadanía en la oposición. Urge empezar ya la campaña.

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