Post-verdad Digital

López Obrador, la ‘vístima’ de Acapulco

La estrategia es hacer a López Obrador una más de las víctimas de Acapulco, diciendo que ha sido atacado por los damnificados oportunistas que buscan desprestigiarlo.

Les adelanto que la estrategia para ayudar a Acapulco será la misma que con el Covid: tratar de gastar lo menos y que la gente se rasque con sus uñas. Simplemente se va a tratar de manejar la percepción de la población a través de las mañaneras y del ejército de opinadores a sueldo, diciendo que todo está bien y que ya hay un plan, etcétera. Esto es mucho más barato y por lo tanto mejor para la presidencia.

Pero la realidad es aplastante. Si habláramos de cómo revictimizar a toda la población ante una tragedia Acapulco es un gran ejemplo, no solo la autoridad no avisó que venía uno de los huracanes más grandes de la historia del país, sino que la ayuda que el gobierno debería de dar es imposible que llegue porque el dinero que era para estos casos ya se lo gastaron desde hace años, en otras cosas. Esto, sin duda, es revictimizar al millón de personas que viven en la Costa Grande de Guerrero, de los cuales, muchos han perdido todo lo que tenían.

Lo único que le duele a nuestro presidente por el tema Acapulco es su caída en la ‘popularidad’. Desde el día siguiente del desastre a hoy, su percepción en la conversación digital pasó de un 38 por cieno a un 56 por cieno de menciones negativas. Mientras que las positivas bajaron de un 14 por cieno a 8.5 por cieno. Esto ha encendido seguramente los focos rojos en Palacio Nacional, donde se ve que la estrategia es la de hacer de nuestro presidente una más de las víctimas de Acapulco, diciendo que su gobierno ha sido atacado por los damnificados oportunistas que buscan desprestigiarlo.

Básicamente es la misma respuesta que se siguió con los niños con cáncer, a los que llamó “grupo de choque” por pedir que les devolvieran las medicinas que su gobierno les quitó. O a las mujeres que marcharon contra los feminicidios y les pusieron vallas alrededor de Palacio Nacional. O a todos los que se han quejado de la inseguridad como la de la masacre de la familia Le Barón o las madres de los miles de desaparecidos en su gobierno, a quienes nunca ha querido recibir. O a los médicos, que se les obligó a atender el Covid sin equipo, sin descanso y hasta sin paga. O incluso a los papás de los 43 de Ayotzinapa, a quienes les volvieron a recetar la “verdad histórica” llena de mentiras para proteger a los militares. Ejemplos ya nos sobran y todos han sido revictimizados por el presidente, al hacerse él la víctima e incluso criminalizar a los que le piden que, ‘¡por favor, haga su trabajo!’.

Así que ya nos la sabemos, aquí no pasa nada, López Obrador es la verdadera ‘vístima’ de este desastre y la desaparición del Fondo de Desastres Naturales (Fonden) no fue un acto criminal que dejó desprotegida a la población más vulnerable ante un evento catastrófico. De hecho, si lo pensamos un poco, la desaparición del Seguro Popular dejó a muchos millones más desprotegidos ante eventos catastróficos como puede ser una enfermedad. Así que no es la primera vez, simplemente, los más pobres van a ser quienes sufran más por las decisiones del actual gobierno, pero al final su voz puede ser silenciada con ayudas sociales repartidas por los Siervos de la Nación y su opinión cambiada con la propaganda gubernamental. Ellos creen que todo está bajo control.

Y decían que López Obrador no era un peligro para México.

En otras latitudes digitales…

El ministro Zaldívar traicionó a la justicia mexicana al no cumplir con el mínimo de imparcialidad que su puesto le requería, fue innegable su sumisión ante los designios presidenciales durante todo este sexenio. Y en su último acto de ciega obediencia se va a apoyar la campaña de una muy gris Claudia Sheinbaum, donde su trabajo consistirá en ser una figura aparentemente seria que le dé credibilidad y liderazgo a la apagada candidata, como siempre, todo se trata de la narrativa. Ojalá lo pusieran a pintar bardas para que el ministro se baje de su nube.

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