Post-verdad Digital

Había una vez un gobierno… chiquito

Es su soberbia la que los ha llevado a imponerse a la mala en todo lo que hacen, usando el poder para robar y ser opacos, pero sobre todas las cosas, aliándose con el crimen organizado.

Soberbia es el pecado capital del gobierno actual, es el origen de todos los vicios de esta administración: egoísmo, mediocridad, rencor, todo mezclado con aires de superioridad ‘moral’ que lamentablemente se ven reflejados en todas sus reacciones y su política pública.

Es la soberbia gubernamental la que los saboteó de ser una administración histórica que tenía todo a su favor para hacer un cambio positivo en el país. Durante su campaña nos lo vendieron muy bien, pero, en sus acciones, es donde viene la enorme contradicción y donde la realidad se ha ido imponiendo, haciendo evidentes sus verdaderas intenciones.

Es su soberbia la que los ha llevado a imponerse a la mala en todo lo que hacen, rompiendo la ley un día sí y otro también, vengándose de sus opositores, usando el poder para robar y ser opacos, fomentando el amiguismo y la impunidad entre sus funcionarios, pero sobre todas las cosas, aliándose con el crimen organizado para permitirles actuar a sus anchas en detrimento de la seguridad y el derecho a la vida de los ciudadanos.

Es también su soberbia la que les impide ver que ya no les creemos y que el poder no es eterno. Si México fuese un país de justicia, más de uno estarían al día siguiente de terminar su mandato en la cárcel por sus múltiples violaciones que van desde revelar o ‘filtrar’ datos personales de opositores, a la falta de medicinas que ha redundado en la muerte de niños enfermos y miles de pacientes, hasta las evidentes corruptelas con el robo de dinero público a través de la asignación directa en sus mega obras como la refinería de Dos Bocas, el AIFA, el Tren Maya, el IMSS, Segalmex, CFE, etcétera.

Finalmente, es su soberbia la que no les permite ver lo chiquitos que son y por más que quieran pasar a la historia con sus delirios de grandeza, siempre los recordaremos como los antidemocráticos que trataron de convencernos a fuerza de mentiras y saliva de que ellos eran diferentes. No es la labor de un solo hombre, sino de un aparato gubernamental que trabaja en su propio beneficio para mantenerse en el poder a costa de la libertad, la seguridad y la vida de los mexicanos; su modus operandi es siempre la mentira.

Los viles ataques desde el púlpito de Palacio Nacional contra María Amparo Casar, de Mexicanos Contra la Corrupción e Impunidad, y contra Ceci Flores, líder de las Madres Buscadoras, son solo un ejemplo más de cómo a este gobierno le quedó grande la silla.

En otras latitudes digitales…

Extraño caso el secuestro exprés del Obispo Salvador Rangel Mendoza en Cuernavaca. Primero desaparece varios días, después aparece inconsciente y muy drogado en el Hospital General de Cuernavaca, luego el Comisionado de Seguridad Estatal de Morelos, José Antonio Ortiz Guarneros, afirma que el obispo se fue a un motel con otro hombre, pero no ofrece ninguna prueba y dice que no lo dejaron hacer la investigación. Mientras tanto un ejército de bots y trolls, los mismos ligados al vocero presidencial, Jesús Ramírez, se dedican a difundir la idea de que este casi octogenario sacerdote andaba en ‘malos pasos’, por decir lo menos, nuevamente sin pruebas fotos o videos, puros memes y burlas. Finalmente, el presidente cierra la historia negando, desde su mañanera, que se esté usando este caso para desprestigiar a la Iglesia.

Cabe resaltar que el Obispo Rangel fue el organizador de los diálogos de paz entre los dirigentes del crimen organizado en Morelos y Guerrero, buscando reducir la violencia en esta zona, o sea, le estaba haciendo la chamba a José Antonio Ortiz Guarneros y al gobierno federal.

No se necesita ser Sherlock Holmes o Batman para entender qué pasó realmente en este extraño y muy coordinado caso.

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