Según el sitio realclearpolitics.com, dedicado entre otras cosas, a hacer un concentrado de todas las encuestas disponibles y serias en Estados Unidos para sacar un promedio, observamos que al día de hoy la distancia entre Donald Trump y Kamala Harris está a 0.9 por ciento, con ventaja para la demócrata, en otras palabras, la elección está en empate técnico.
Sin embargo, como la democracia norteamericana no es por voto directo, sino que tiene un paso intermedio, en el que los ciudadanos votan por los colegios electorales estatales, que a su vez otorgarán todos sus votos por el partido que gane en su demarcación. Es decir, es más importante ganar la mayor cantidad de estados, sobre todo, si son los más poblados.
Dicho lo anterior, cuando analizamos solo la tendencia del voto en los colegios electorales, observamos que Trump tiene una ventaja importante de 312 votos, contra 226 de Kamala Harris, ya que varios estados que votaron por los demócratas en la elección pasada lo harían ahora por los republicanos, a estos se les llama swing states.
Por supuesto esto es una tendencia y todo puede pasar de aquí al 5 de noviembre, pero en el caso de un eventual regreso de Trump a la Casa Blanca podemos intuir que tendrá tintes más radicales que en su primer periodo, esto empujado principalmente por la persecución contra él en estos cuatro años en los que justo se buscó evitar, por medio de un sinfín de demandas, que regresara a la Presidencia.
El otro gran factor es el avance de la cultura woke que se vio fuertemente apoyada, prácticamente impuesta, por medios de comunicación, empresas y gobiernos demócratas, lo que ha generado más rechazo que aceptación entre diversos sectores de votantes, sobre todo los de tendencias más neutrales, que se han sentido manipulados y justo se inclinan por un gobierno más conservador. La sociedad norteamericana llega igual o más dividida que en las últimas tres elecciones.
Para México también significaría una situación complicada en nuestras relaciones y economía, donde los temas de inversiones, aranceles, migración, seguridad y narcotráfico serán la moneda de cambio para negociar. Por ejemplo, Trump ha amenazado con intervenir directamente en nuestro territorio para acabar con los cárteles. De hecho, la administración de Joe Biden ya se metió a sacar al Mayo Zambada sin preguntarle a nadie si le parecía bien y dejando a nuestro gobierno como simples espectadores. ¡Claro que Trump puede hacer algo así! Justo el problema con él es que es mucho más impredecible y de arranques, aunque en esta ocasión llegaría con la experiencia de su periodo presidencial anterior.
Sería terrible una segunda intervención extranjera porque sus consecuencias serían una evidente pérdida de nuestra soberanía con todo lo que eso implica. Lamentablemente, seguro hay más de una persona en nuestro país que preferiría esto a que se mantenga el actual estado de guerra y violencia en que vivimos, donde ya se cuentan por cientos de miles nuestros muertos y no parece que tenga fin esta pesadilla, al contrario, cada vez se pone peor.
Por ahora solo queda esperar unos días para ver el resultado de la elección y saber cuál será el panorama bilateral de los próximos cuatro años.
En otras latitudes digitales…
El gobernador de Sinaloa se está quedando en medio del fuego cruzado. Dicen que es probable que se vaya protegido a Estados Unidos y que incluso trate de negociar su dimisión desde allá. Mientras tanto la población de su Estado está pagando con sangre sus acciones.