Post-verdad Digital

México busca inversionistas esquizofrénicos

Es esquizofrénico pedir a los inversionistas que traigan su dinero a un país sin instituciones y solo ofrecer la palabra de la presidenta como garantía.

Viendo la presentación del “Plan México 2030”, proyecto de Claudia Sheinbaum que busca atraer inversiones y llevarnos a ser la décima economía a nivel mundial, me pregunto: ¿Por qué alguien en su sano juicio invertiría en un país que no le otorga las garantías mínimas de estado de derecho y acceso a la justicia? Es evidente que uno de los efectos de la Reforma Judicial es que México se ha vuelto un país de mayor riesgo para los inversionistas extranjeros y nacionales.

Nuestro gobierno no entiende que la inversión es inversamente proporcional al autoritarismo, mientras más autoritario sea un país, menos inversión extrajera y nacional va a atraer. Solo vendrán los que ya tengan un acuerdo con el gobierno y los que estén dispuestos a arriesgar mucho porque creen que van a ganar mucho.

En otras palabras, ¿por qué habría alguien dispuesto a meter su dinero en un país donde el gobierno puede cambiar las reglas del juego cuando quiera? Y, por ejemplo, violar cualquier tratado internacional para beneficio de su narrativa, o cancelar los contratos de tu empresa sin previo aviso, o abrir una empresa estatal y competirte sin lealtad, u obligarte a poner tu planta en un lugar que a ti no te interesa, por ejemplo, en Tabasco. Todas estas cosas ya pasaron en sexenio anterior, con la diferencia de que si hoy se te ocurre demandar al gobierno la posibilidad de que ganes es mínima, porque los jueces están controlados por el estado y seguramente tendrías que ponerte de acuerdo “en lo oscurito” para poder sacar adelante tu inversión, en el mejor de los escenarios.

Además, hay otros dos factores que dificultan la inversión privada en todos los niveles, el primero es el crimen organizado, cuyas actividades como el cobro de derecho de piso y robo de camiones en las carreteras tiene en jaque a varias empresas, eso sin contar la situación de cuasi-guerra e inseguridad que se vive en muchos estados donde ni el ejército se atreve a entrar, por ejemplo: Sinaloa, Guerrero, Chiapas, Tamaulipas, y un cada vez más largo etc.

El segundo factor es la corrupción rampante en el gobierno, en todos los niveles, donde te piden “mordida” prácticamente para cualquier cosa, por ejemplo, los gobiernos municipales y estatales constantemente amenazan a empresas con el cierre de sus instalaciones, lo hacen bajo cualquier pretexto y siempre dan la opción de “arreglarse” con ellos, ejemplos hay miles entre la comunidad empresarial que hoy se encuentra más indefensa que nunca. Por supuesto, la Reforma Judicial y la desaparición de organismos autónomos como el INAI agravan enormemente el tema de la corrupción.

Y ya no hablemos de que el estado te obliga a pagar el IMSS, pero no hay medicinas, y también el INFONAVIT, pero ahora lo convierte en su nueva caja chica, y las AFORES, que sin duda son el siguiente paso para hacerse de dinero fácil para financiar proyectos necios que no traerán ganancias, esto, entre otras injusticias estatales.

Y en el fondo ese es el tema, como ya he mencionado en otras columnas, la 4T necesita de mucho dinero para mantenerse en el poder, pero es esquizofrénico pedir por un lado a los inversionistas que traigan su dinero a un país sin instituciones y que solo ofrece la palabra de la presidenta como garantía, cuando todos sabemos que comparte el poder con su predecesor, y por otro lado, dar pasos a un autoritarismo exacerbado.

A todo esto, falta considerar el factor Estados Unidos, nuestro principal socio comercial, que acaba de anunciar que creará una secretaría para cobrar aranceles e impuestos a todos los que hacen negocio con ellos, aún no sabemos el alcance de dicha secretaría ni qué pasará con nuestro tratado de libre comercio.

El panorama no se ve tan sencillo y a los inversionistas no se les puede engañar con mañaneras u obligárseles a nada por decreto, ellos tienen información real y no “otros datos”. Cuando menos deberíamos de hacer nuestra parte y ofrecer garantías mínimas, como instituciones fuertes, división de poderes y acceso a la justicia. Las palabras se las lleva el viento.

En otras latitudes digitales…

Dice Facebook que va a terminar con la censura, muchos la hemos padecido varias veces, esperemos que ahora sí sea verdad.

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