Ojos que sí ven

El efecto Blanco

El efecto Blanco ha demostrado que el partido en el poder tiene el material genético del antiguo Partido de la Revolución Democrática, se organizan en clanes, tribus y corrientes de pensamiento.

Nadie se hubiese imaginado que un exfutbolista, improvisado político y gobernador cuestionado se haya convertido para la autodenominada cuarta transformación en un factor de debate y división. Y es que Cuauhtémoc Blanco, exgobernador del estado de Morelos, con sus excesos, ha mostrado de manera muy clara a la opinión pública, que tiene la protección de una importante parte de la clase política y, sobre todo, que basta un discursito y una lagrimita fingida para salirse con la suya.

La forma como Cuauhtémoc Blanco logró que el dictamen para constituir a la Cámara de diputados en jurado de procedencia para quitarle el fuero y de esta forma enfrentar un juicio para determinar su culpabilidad o inocencia por el delito de violación en grado de tentativa en contra de su media hermana, no solo tiene divididos a los integrantes del movimiento de regeneración nacional, sino que ha demostrado con toda claridad lo que era un secreto a voces, el partido en el poder está dividido, pero inclusive enfrentado entre lo que ya se conocen como “claudistas” y “obradoristas”.

La presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, siempre va a negar que exista una división, un rompimiento o un alejamiento, dirá que se trata de “periodismo ficción”, pero lo que se ve no se juzga, es seguro que piensa que si mantiene la narrativa de la unidad saldrá adelante de todos los retos que le plantea ser la primera mujer presidenta de México, pero nada más falso que eso.

Ha quedado demostrado que algo sucedió en el círculo más cercano al creador del partido Morena y que el heredero del movimiento social que ellos encabezan, simplemente no la toma en cuenta. Lo vimos todos ese domingo en el Zócalo de la Ciudad de México, cuando la presidenta mexicana convocó a una gran fiesta por la posposición de los aranceles de Estados Unidos. Andrés López Beltrán y otros morenistas más preocupados por quedar bien con el hijo de líder, simplemente ignoraron a la presidenta mexicana.

Personas cercanas al círculo de Claudia Sheinbaum me confirman que aún hoy, ella se siente profundamente agraviada por el hecho vergonzoso en el primer cuadro de la Ciudad de México. Ese mismo círculo que la ignoró en el Zócalo, ha puesto impedimentos para que se aclare el caso del campo de entrenamiento para sicarios y muy probablemente campo de exterminio en Teuchitlán, Jalisco, y se nota su mano en el intento de defender a Cuauhtémoc Blanco para que ni siquiera enfrente un juicio por sus actos como gobernador de Morelos.

El caso ha causado tal nivel de indignación, dentro y fuera de la clase política gobernante, que el dramático caso de los desaparecidos y posiblemente jóvenes asesinados en Jalisco ha pasado a un injusto segundo término. Y no es para menos. La oferta política de Claudia Sheinbaum es “llegamos todas”, pero queda claro que muchas mujeres no han llegado. Por claras órdenes de López Obrador, donde quiera que se encuentre, no llegaron las madres buscadoras y ahora tampoco llegó la media hermana del exgobernador morenista, lo que es ya el colmo para la primera presidenta mexicana.

Ayer en su conferencia matutina, la presidenta Sheinbaum mostró abiertamente que Cuauhtémoc Blanco no es santo de su devoción, por el contrario, lo instó a acudir al ministerio público para rendir declaración, lo cual hizo el exfutbolista con su dosis de drama, lagrimas y justificaciones. Pero Claudia Sheinbaum insistió en que el asunto no ha terminado. Tal y como se lo he comentado en diversos espacios de información, el caso de Cuauhtémoc Blanco ha regresado a la fiscalía de Morelos, ya renovada, y con una gobernadora que es la primera interesada en limpiar todo el “cochinero” que dejó su antecesor.

Desde su conferencia matutina, ayer y anteayer, la presidenta mexicana ha lanzado el mensaje a la gobernadora Margarita González y al nuevo fiscal de Morelos de volver a integrar un expediente, ahora más robusto para ser enviado a la sección instructora de la Cámara de diputados y de esta manera volver a intentar quitarle el fuero de diputado en el que se refugia el exgobernador, y entonces sí, ir aun juicio para saber si el amigo de López Obrador es culpable o inocente de los delitos que se le imputan.

Por lo pronto, los claudistas arropan a Claudia Sheinbaum en su interés de que nadie más use el fuero para buscar impunidad y uno de los legisladores más cercanos a la presidenta, Alfonso Ramírez Cuellar, ya presentó una iniciativa para desaparecer el fuero a todas las entidades políticas y de esta manera evitar que sea un instrumento para garantizar impunidad.

Como verá, el asunto no es menor, no se trata de un político de poca monta descubierto en corrupción, se trata de un caso donde hay fracturas, divisiones, enfrentamientos, y demostraciones de músculo político y de protección de unos a otros.

El efecto Blanco a demostrado que el partido en el poder tiene el material genético del antiguo Partido de la Revolución Democrática, se organizan en clanes, tribus y corrientes de pensamiento. Pero en esa división y muy posible balcanización en el futuro llevan todas las de perder.

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