Esta semana se publican tanto las cifras de inflación de agosto como la encuesta de expectativas líder en los mercados. Ambas sin duda serán parte del conjunto de insumos clave en la próxima reunión de política monetaria de Banxico, cuya decisión veremos publicada el 30 de septiembre. No obstante, partimos de una Junta de Gobierno que se ha mantenido dividida y donde la diferencia entre dictar alzas en la tasa de interés de referencia y la pausa ha sido de solamente un voto. A continuación identifico lo que yo considero son los elementos clave que pueden a llevar a un cambio en el balance de la Junta, quizás no en la reunión de este mes sino en la del 11 de noviembre. Sin embargo, reconozco que el riesgo de una racha de incrementos más larga de lo esperado crece a pasos agigantados.
En primer término, considero que la clave o señal de un potencial cambio de equilibrio dentro de la Junta no se encuentra en el reconocimiento de que Banxico opera bajo un régimen de objetivos de inflación basados en pronósticos. Tal concepción ha desviado recientemente la atención hacia las características, organización y funcionamiento de tal régimen. No obstante, es un hecho que los pronósticos de inflación que Banxico publica no necesariamente son compartidos por todos los miembros de la Junta. Parecería que cada miembro tiene su propia perspectiva de inflación o simplemente un ponderador distinto para dicha perspectiva y la consideración de los riesgos a su alrededor. Cualquiera que sea el caso, el comportamiento de los pronósticos no parecen ser determinantes únicos (y menos automáticos) del sentido de una decisión de política monetaria.
Segundo, irónicamente, las visiones de los miembros de la Junta de Gobierno no parecen estar muy alejadas. En particular, mi lectura del material disponible dentro y fuera de los vehículos de comunicación que Banxico ofrece, me lleva a identificar un punto central en común: el reconocimiento de que las presiones inflacionarias tienen y han tenido, de principio, una naturaleza temporal.
Los contrastes vienen después, cuando la mayoría se preocupa por la posible contaminación de expectativas de inflación de mediano plazo. Es decir, dicha mayoría constituida por tres miembros parece tener claro que el problema no necesariamente son las presiones en precios actuales, sino su potencial para alterar el proceso de formación de precios y salarios hacia adelante -cosa que no ha pasado de manera significativa-. En tal sentido, su decisión de haber elevando la tasa de referencia ya en dos ocasiones ha sido con un espíritu preventivo y sin animo de señalizar el inicio de un ciclo.
Del otro lado de la mesa, la minoría (de dos) parece fundar su reticencia a elevar la tasa de referencia en dos elementos distintos. Por un lado, uno de esos miembros (subgobernadora Borja) se preocupa por la posibilidad de que las alzas en tasa de referencia puedan implicar un estrechamiento mayor al necesario en condiciones financieras. Aquí claramente predomina una preocupación asociada a la necesidad de que tales condiciones se mantengan favorables a la recuperación económica.
En el otro caso, el restante miembro (subgobernador Esquivel), considera que un alza podría enviar una señal contradictoria a los agentes (en el sentido de un mayor riesgo inflacionario) y afectar al alza las expectativas de inflación de corto y mediano plazos.
Tomando todo lo anterior en cuenta, una de las vías por las cuales el balance de opinión de la Junta podría cambiar es si las expectativas de mediano plazo permanecen relativamente ancladas, hacia el cierre de año (noviembre) uno o dos de los miembros de la mayoría podrían optar por poner una pausa al ajuste al alza, en espera de mayor evidencia y bajo el espíritu de mantener limitado el costo económico de sus acciones.
No obstante, al mismo tiempo se eleva un riesgo significativo de que Banxico no solo no detenga sus alzas preventivas, sino que las fusione con un ciclo de alzas más agresivo guiado por las presiones que sobre el diferencial de tasas de interés (internas vs. externas) ejerza la Reserva Federal en su esfuerzo de comenzar a normalizar las condiciones monetarias.
En lo personal, considero que el segundo de los riesgos arriba citado (Fed) gana terreno a pasos agigantados.