En esta columna extiendo mis reflexiones sobre 2022. Al igual que en las anteriores, no me ocupo de los pronósticos puntuales como si éstos fueran profecías o carecieran de un intervalo de incertidumbre. En lugar de lo anterior, opto de nuevo por observar que hay elementos generales que ya conocemos y que serán clave para 2022. En esta ocasión, me concentro en lo concerniente a Banxico, la composición de su Junta de Gobierno, en su quehacer establecido en la ley y la principal fuente de riesgos.
Primero, tenemos un relevo importante al frente del Banco Central mexicano. De entrada, sabemos muchas cosas. Por ejemplo, es importante recordar que las labores de la nueva gobernadora de Banxico no solo se circunscriben dentro de las decisiones de política monetaria, sino también en los planos regulatorios y de operación de mercados, por mencionar solo un par relevante. En muchas de estas obligaciones, el papel de la gubernatura no es omnipotente, lo anterior al recordar que algunas de las grandes decisiones son tomadas en el marco de la existencia de consejos, comisiones o juntas con composiciones mixtas por parte de la Junta de Gobierno del Banxico, SHCP y otros organismos reguladores. Más aún, en última instancia muchas de las atribuciones y posibles respuestas de política están circunscritas a la ley. Desde luego, entiendo que la preocupación se ubica en el posible conflicto de intereses asociado al relevo citado. ¿Es esto realmente nuevo?
Desde mi punto de vista, veo pocas cosas nuevas en cuanto a la incertidumbre respecto a tal posible conflicto de intereses. Basta recordar el contenido de la Ley de Banxico, en específico en lo concerniente a quién propone a los miembros de la Junta de Gobierno, para reconocer que el posible conflicto es de origen. Adicionalmente, recordemos que no es tampoco nuevo que sean importantes funcionarios de la SHCP quienes terminen por dirigir al Banco Central. Hasta aquí, no hay juicio de valor, solo el reconocimiento de que la incertidumbre dentro del balance de decisión al interior de la Junta de Gobierno u otras comisiones no es nueva.
Segundo. En lo que respecta al nuevo balance de la Junta de Gobierno y sus decisiones sobre la tasa de interés de referencia, es importante reconocer al menos tres innovaciones visibles. En primer término, ningún miembro de tal Junta tiene un antecedente de liga institucional con el Banxico -son perfiles independientes del Banxico por formación-. En segundo término, esta es una Junta donde algunas voces distintas al gobernador son audibles y parecen no tener reparo en disentir abiertamente. Por último, ya existe un balance donde fácilmente puede generarse una polarización de opiniones en cuanto al esfuerzo de normalización o restricción monetaria necesaria hacia delante. En este contexto, la capacidad de decidir el balance de la decisión sobre un escenario de empate nos recuerda el peso de la gubernatura en las potenciales decisiones.
Tercero. También sabemos que la nueva figura a la cabeza de Banxico enfrenta una complicada posición. Los participantes en los mercados juzgarán desde su primer voto el perfil de dicho nuevo integrante clave de la Junta de Gobierno. El posible costo de un eventual perfil más ‘paloma’ (blando contra la inflación) no solo será la posible afectación de las expectativas de inflación sino en credibilidad en general.
Cuarto y último, suponiendo la materialización de un sesgo más paloma dentro de la Junta, también sabemos que, a la luz del decepcionante desempeño económico reciente y sus perspectivas, será cada vez más urgente para Banxico el posicionarse respecto a un escenario donde la tasa neutra de política monetaria sea más baja de lo anticipado, al igual que el esfuerzo para alcanzarla o rebasarla. Así, vale la pena considerar si un espacio de alzas inferior al anticipado terminaría por ser congruente con la convergencia de la inflación en el horizonte de efectividad en reconocimiento de una tasa neutra menor -esto con independencia del relevo a la cabeza del Instituto Central.
Tomando todo lo anterior en cuenta, mi impresión es que los riesgos más relevantes relacionados con el quehacer y labores del Banco Central siguen estando en el Congreso y no en los muros de 5 de Mayo. Y eso ya lo sabemos.