La Junta de Gobierno de Banco de México se reunirá de nueva cuenta este jueves 9 de febrero para tomar una nueva decisión de política monetaria. A estas alturas, la expectativa de un incremento de 25 puntos base (pb) es ampliamente compartida, aunque la curva de rendimientos internaliza un incremento cercano a 50pb. No obstante, si son 25 o 50 puntos base no son tan relevantes como el subrayar al menos tres elementos importantes en la decisión.
Primero. Vale la pena explorar la posibilidad de que éste sea el último incremento en la tasa de referencia por parte de Banxico, tras haber incrementado en más de 650 puntos base en su ciclo restrictivo. La expectativa luce realista, sobre todo al reconocer que las condiciones monetarias ya son profundamente restrictivas, con una tasa real (exante) de 5.5 por ciento. Es decir, muy por arriba de la tasa neutra considerada por el banco central local (2.8 por ciento). Mas aún, al tomar en cuenta el esfuerzo realizado en los trimestres anteriores y el retraso con el que actúan las acciones de política monetaria, es de esperar que dicho esfuerzo comience a mostrar sus efectos este año.
Segundo. No considero que una nueva composición en la Junta de Gobierno (nuevo miembro) vaya a tener un impacto significativo en las decisiones futuras. Partiendo de supuestos que considero razonables, creo que es importante reconocer que por más disruptivo que pudiera ser el voto de un nuevo miembro, no necesariamente representaría un cambio de sesgo en la mayoría. Tal fue el caso del exsubgobernador Esquivel, quien en varias ocasiones votó de manera distinta a la mayoría, sin que esto tuviera efectos decisivos en el resultado de la votación. Mas aún, considero también razonable suponer que el nuevo miembro podría votar como la mayoría de los miembros de la Junta.
Adicionalmente, habrá que matizar que la evaluación de los miembros de la Junta se da al menos cada quince días, cuando se publican los datos de inflación y se consideran sus efectos sobre las proyecciones de Banxico y sus esfuerzos de política monetaria.
Tercero. Es también de esperarse que la señal sea de un cierre del esfuerzo de restricción monetaria. No obstante, ningún banco central se ataría de manos ante el complicado contexto actual, donde los riesgos inflacionarios se mantienen elevados, a la par que los niveles de inflación y sus expectativas. Así, se puede anticipar que se deje la puerta abierta a seguir monitoreando de cerca la evolución de los distintos determinantes de la inflación y declarar abiertamente que se estaría dispuesto a actuar de ser necesario.
Banxico está a punto de entrar a una nueva etapa en su lucha contra la inflación y sus expectativas, la cual no se antoja menos complicada, como lo han demostrado otros bancos centrales que ya han suspendido su esfuerzo de restricción monetaria (tal es el caso de los bancos centrales de Brasil y Chile).