Entorno Económico

Periodo prolongado

Banxico reconoce la mejoría en la trayectoria de la inflación. No obstante, también admite que buena parte del descenso se ha presentado gracias a los precios no subyacentes.

Banco de México ha mantenido sin cambios su tasa de referencia de política monetaria en sus últimas dos reuniones (mayo y junio) tras el último ajuste al alza ejecutado el 30 de marzo del presente año. Tal como se ha aclarado en este espacio, la pausa o no acción también tiene implicaciones en las condiciones monetarias. En específico, mientras la tasa de referencia nominal se mantiene sin cambios, la tasa real continúa creciendo a la par del descenso de las expectativas de inflación de corto plazo. Lo anterior implicaría que las condiciones monetarias continúan apretándose. ¿Por cuánto tiempo más? A continuación, una reflexión en tres etapas.

Primero, Banxico ha reconocido la mejoría en la trayectoria de la inflación. No obstante, también ha sido claro en reconocer que buena parte del descenso en la inflación se ha presentado gracias a los precios no subyacentes. Es decir, a aquel componente del índice de precios al consumidor que agrupa bienes cuyos precios suelen tener una alta volatilidad y una influencia menos relevante por parte del ciclo económico. En este grupo encontramos a los bienes agropecuarios y a tarifas de energéticos como sus principales componentes. Lo anterior nos debe llevar a matizar nuestro optimismo respecto a la inflación y explicar mejor la cautela de Banxico y su intención de no precipitar un mensaje más paloma o menos agresivo contra las presiones inflacionarias.

Segundo, el Banco Central es también claro en centrar su preocupación en los precios subyacentes, en especial los de algunas mercancías alimenticias. En general, los precios de las anteriores siguen mostrando crecimientos de dos dígitos y se reconoce que las presiones al alza continúan. Por el lado de la actividad económica, la brecha de producto estimada por Banxico no parece mostrar otra dinámica distinta al cierre de una brecha negativa, en contrasentido a la expectativa de un enfriamiento económico que coadyuve a las menores presiones inflacionarias sobre de los precios subyacentes.

Tercero, la mayoría de los miembros de la Junta de Gobierno considera que persiste una gran incertidumbre detrás del proceso inflacionario. Más aún, que el balance de riesgos continúa sesgado al alza. Entre los factores de riesgo más claros se encuentra la evidencia de que el mercado laboral continúa mostrando signos de apretamiento. Lo anterior podría implicar mayores presiones en costos laborales y revisiones salariales muy por arriba de las expectativas de inflación.

Así, hay claras razones para ser cauteloso y por el momento no promover la expectativa de un próximo inicio de un ciclo de recortes en la tasa de política monetaria. Lo anterior no necesariamente indica que el “periodo prolongado”, durante el cual se pretende mantener la tasa de referencia en su nivel actual, tiene que medirse en función de meses tanto como en función del comportamiento de las expectativas y los riesgos inflacionarios, en especial del mercado laboral.

Mi punto es que no existe necesariamente un equivalente predeterminado en meses cuando se evalúa un “periodo prolongado”. Banxico mantiene su expectativa de convergencia en la inflación pronosticada para finales del 2024 y este pronóstico, sin duda, tiene un supuesto específico sobre la duración de los actuales niveles de tasa de interés. Sin embargo, tal supuesto muy probablemente no es ajeno a la dinámica de las expectativas de inflación, lo cual podría implicar un ajuste en las condiciones monetarias distinto al supuesto. Lo anterior debido a que es la tasa real de política monetaria la que al final del día más importa.

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