Hace pocas semanas, discutíamos en este espacio las diversas alternativas que los bancos centrales tienen con el fin de enfrentar la incertidumbre que rodea a los diversos procesos desinflacionarios. Lo anterior, ante un contexto en donde en diversas latitudes se observa una trayectoria de descenso en la inflación cada vez más moderada y con riesgos sesgados al alza. Es en este marco donde debemos entender que Banxico hiciera una pausa en su recientemente inaugurado ciclo de recortes, tras haber disminuido la tasa de fondeo solo en 0.25 puntos porcentuales. A continuación, tres reflexiones al respecto.
Primero, tras la reciente pausa por parte de Banxico, hay dos alternativas claras, pero con implicaciones importantes. La primera es que tal pausa se extienda por varios meses en espera de la consolidación de mejores noticias en el plano inflacionario (sobre todo provenientes del indicador subyacente) y facilite una mayor cercanía con el eventual ciclo de recortes por parte de la Reserva Federal.
La segunda alternativa es la alternancia. No obstante, esta opción no es tan sencilla de ejecutar y comunicar. Es de esperarse que tanto analistas como participantes en los mercados financieros buscarán encontrar un patrón de alternancia en el caso en que Banxico opte por retomar los recortes en su próxima reunión o extienda la pausa dejando abierta la posibilidad de retomar al compás de lo que vayan dictando los datos. Una vez establecido un patrón, será complicado hacer un manejo de expectativas para un ciclo completamente irregular.
Segundo, resulta sorprendente que Banxico no haya optado por recortar en mayor medida su tasa de referencia, sobre todo al recordar lo profundamente restrictiva que es actualmente la política monetaria. Más aún, vale la pena retomar el hecho de que la mejoría en las expectativas de inflación por sí mismas han explicado un incremento en la tasa real de política monetaria de casi 100 puntos base desde que Banxico optó por cerrar su ciclo restrictivo el año pasado. Así, el Banco Central no optó ajustar por este hecho para después hacer una pausa. ¿Qué debemos entender?
Lo más probable es que la decisión de Banxico de pausar obedezca no solo a las circunstancias que terminaron por empujar un ajuste al alza en los pronósticos oficiales de inflación reportados en su más reciente comunicado, sino al entorno financiero global caracterizado por una reponderación del escenario de política monetaria de la Reserva Federal —cuyo ciclo de recortes se antoja cada vez más tardío.
Tercero. Se puede suponer con cierta confianza que Banxico opera teniendo como referencia una trayectoria determinada para su política monetaria, aquella congruente con la convergencia inflacionaria. Es decir, cuenta con un plan de vuelo predeterminado por su modelaje de la economía y los diversos determinantes de la inflación y sus expectativas. Desde luego, en el caso de Banxico, dicha trayectoria de referencia no es pública, pero puede suponerse afectada por las circunstancias arriba citadas (sobre todo el tema de la Reserva Federal de EU). De aquí el súbito cambio, dado que difícilmente una trayectoria estimada arrojaría una pausa tan solo después de ajustar en muy marginales 25 puntos base.
Lo dicho, estamos en circunstancias excepcionales, donde ningún banco central se atará de manos y apelará a los mayores grados de flexibilidad de política posibles. En un entorno así, estaremos dependientes de la evolución de los determinantes de la política monetaria reunión por reunión. No nos extrañe que los escenarios de los analistas se mantengan fluidos y con fecha corta de caducidad.