Hasta hace poco, la historia del renacimiento de esa pequeña ciudad la contaba gente como el peluquero de la Barbería de Valladolid, también llamada Coqui Coqui.
Él cuenta de la generosidad de su jefe, un modelo argentino popular en Yucatán por comprar casas antiguas casi en ruinas, que convierte en espacios que llevan la misma marca y cuya arquitectura muchos quieren registrar en su perfil de Instagram.
Valladolid fue hasta el año pasado una suerte de pueblo ‘boutique’ con una Calzada de los Frailes que alude al placer de caminar en una verdadera calle colonial, como en San Miguel de Allende. Luego llegó Miguel Quintana Pali…
El creador de Xcaret en Quintana Roo anunció que fundará Xibalbá en esta población ubicada entre Mérida y Cancún. Para empezar, abrió la chequera para inyectar 2 mil 800 millones de pesos al proyecto que pretende llevar a la gente al inframundo maya.
La cultura local indígena asume que los cenotes representan el tercer elemento del cosmos, después del cielo y la tierra. En el Xibalbá habitaba y reinaba el ‘descarnado’ Kisin, el ‘señor de la muerte’, y sobre esa temática basará Quintana un recorrido por ocho cenotes cerrados y abiertos, cuevas, agua cristalina y pasadizos llenos de estalactitas en donde algunos podrán hospedarse en 90 habitaciones repartidas en tres hoteles boutique.
Xcaret ya abrió camino en Yucatán. El grupo primero invirtió en la hacienda de Mucuyché, ubicada al sur de la capital del estado en donde también ofrece recorridos de cenotes, aunque en una infraestructura de menor dimensión con respecto a lo que viene en Valladolid.
La promesa de Quintana es generar el menor impacto posible al medio ambiente, por lo que en el proyecto de Xibalbá, de 350 hectáreas, solamente intervendrá 10 de éstas con la construcción de edificaciones en donde pretende ofrecer 800 empleos directos para atender diariamente a unos 2 mil 500 visitantes.
El estado de Yucatán, dijo el miércoles el fundador de Xcaret, tiene un gran potencial turístico con ciudades coloniales, pueblos, haciendas henequeneras, iglesias, catedrales, monasterios, cenotes gigantes, que sería útil tener en Quintana Roo.
A la convocatoria de Quintana se sumaron 17 empresas, entre ellas, la de Erick Álvarez, de Grupo Alves, una compañía dedicada inicialmente al desarrollo de fincas e inmuebles sustentables, que añadió a su actividad los pequeños centros comerciales y la hotelería. Alves comprometió esta semana una inversión de 653 millones de pesos que completará un total de al menos 4 mil 240 millones, aplicados desde ahora y hasta 2023 en proyectos de vivienda y turismo de alta gama en Valladolid.
Hasta este momento, la mayoría de los visitantes que pernoctan en las mil 100 habitaciones de esta ubicación provienen de Francia y España, interesados en conocer el centro de la cultura maya y sus selvas. Un 30 por ciento proviene de Estados Unidos y una pequeña minoría de turismo nacional, que prevalece solamente en visitas de un solo día.
Valladolid es el tercer municipio más poblado del estado de Yucatán, después de Mérida y Kanasín.
Grupo Alves construye allí un Hotel Gran Encomendero; la Plaza Santo Secreto, con locales comerciales y 10 restaurantes, en donde aplicará 120 millones de pesos; Fincas Los Álamos, de 270 millones; Álamos Concept Towers, un complejo de 111 departamentos en donde invertirá 189 millones de pesos y La Casa del Encomendero, un concepto de suite única en donde apostará 4 millones más.
A la cruzada se sumó la empresa Cenote Mukul, que invertirá 500 millones de pesos en un proyecto que consiste en villas destino wellness camping.
Valladolid está ubicada a 40 minutos de Chichén Itzá que cuenta con un aeropuerto internacional operado por Grupo Ciclo, dirigido por José Antonio Loret de Mola Gómory.
Esta infraestructura se recupera de la pandemia y recibe unos 400 pasajeros mensuales procedentes de Ecuador, amén de vuelos privados que fortalecen la especialización en turismo de alto poder adquisitivo.
En esa antigua ciudad suena el rumor del anuncio de una fuerte inversión de un proyecto high end para hospedarse en el seno de la civilización maya, que podría aumentar la competitividad de Chichén.
El autor es director general de Proyectos Especiales y Ediciones Regionales de El Financiero.
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