Parteaguas

Ocho mil pesos por la chatarra de un coche

La razón del alza en los precios del acero está en la demanda mundial por planes de infraestructura de gobiernos que apoyan sus economías para salir de la recesión

Es posible que tengan uno olvidado. Un coche que quizás el abuelo dejó antes de morir, nadie pagó las tenencias ni pudo repararlo y ahí está, arrumbado.

Esos restos de metal, aún en la peor condición, hoy podrían entregar unos 8 mil pesos a cambio de llevarlo a algún comprador de chatarra. Suficiente para una buena cena con amigos.

El mundo está loco por el acero en estos días y nuevo o usado para reciclar, lo están pagando a precios que la mayoría no puede recordar.

Eso es bueno para quien desea vender una empresa como Altos Hornos de México (AHMSA), digamos. Pero es malo para quien pretenda instalar un negocio de venta de gas en tanques o para quien quiere construir una casa o una refinería, por ejemplo.

El índice de precios del acero registrado por Bloomberg no tiene precedente en los niveles de los precios actuales para este metal. Al menos, desde 2012.

Solamente en lo que va del año aumentó 21.72 por ciento. En Estados Unidos, consumidores reportan que los precios de ciertos productos se han triplicado respecto a los que encontraban antes de la pandemia.

En México, productos altamente dependientes de esta materia prima y de piezas escasas como los chips, también elevan su precio aceleradamente. Los automóviles, justamente, elevaron su precio más de 9 por ciento, según el Inegi, durante los últimos 12 meses.

La razón de los crecientes precios del acero está, como con el cobre y otros commodities, en la demanda mundial generada por planes de gobierno de otros países que apoyan sus economías para salir rápidamente de la recesión económica provocada por la pandemia.

Esa tendencia podría acelerarse una vez que sea definido el plan estadounidense por más de un billón de dólares (one trillion) para remodelar la infraestructura de ese país. Esta semana el proyecto avanzó significativamente y los empresarios de ese país presionan para que su Congreso termine ya de concretarlo.

La inversión en infraestructura es fundamental para la recuperación económica.

Invertir en la infraestructura de Estados Unidos creará millones de puestos de trabajo, mejorará la competitividad global y agregará billones de dólares en crecimiento económico”, avisaba ayer la Cámara de Comercio del país vecino al norte en la página principal de su sitio de internet.

Esta coyuntura generó una fiesta en empresas acereras, obviamente.

ArcelorMittal vale 177 por ciento más que el año pasado, de acuerdo con el precio de sus acciones, con lo que regresó a niveles de 2018. Ternium vale 217 por ciento más que en 2020 por razones similares.

“Esperamos que Ternium se beneficie de un momento positivo de ingresos conforme la demanda y los precios se recuperan en Latinoamérica y en Norteamérica”, expuso el analista Rodolfo Angele, del banco estadounidense JPMorgan, que cambió la calificación de las acciones de Ternium a ‘sobreponderar’, lo que implícitamente sugiere una compra, sumándose con ello a la mayoría de quienes analizan la situación de la compañía.

Parecería, pues, que no hay nubes en el horizonte de un sector industrial que tiene especial impacto en regiones nacionales como los estados de Michoacán o Nuevo León.

Existe, sin embargo, una amenaza que hasta hoy es poco considerada.

En la Unión Europea, los críticos de las prácticas de la industria acerera−que es muy dependiente de la quema de carbón y de otros combustibles− trabajan en barreras para aquellas compañías que no vigilen debidamente los criterios ASG (ambientales, sociales y de gobierno corporativo de sus empresas) o ESG, en inglés.

La Comisión Europea presentó un mecanismo llamado Carbon Adjustment Border Mechanism, que pronto podría cobrar tarifas de acceso a esa región al acero de empresas foráneas. Con ello, los legisladores pretenden disuadir a directivos de acereras de esa región de sacar sus siderúrgicas de la zona ante el avance de una acción climática ambiciosa en el viejo continente.

Pero todo eso está por verse. Mientras, las acereras celebran la llegada de una época que difícilmente podrá repetirse.

Director General de Proyectos Especiales y Ediciones Regionales de El Financiero


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