Parteaguas

Desde Ucrania: ahí viene otro golpe a la gasolina

En otras circunstancias un incremento en el precio de las gasolinas es digno solamente de análisis, pero la cosa se mete a la billetera cuando del otro lado el mundo huele a guerra.

Señalen a quien ustedes quieran, pero México no puede reducir su dependencia de gasolina proveniente de Estados Unidos y este producto ayer marcaba precios de más de 25 pesos en algunas estaciones de la Ciudad de México.

En otros días eso es digno solamente de análisis, pero la cosa se mete a la billetera cuando del otro lado el mundo huele a guerra y eso anuncia mayores ascensos. Parece que no habrá modo de evitar una gasolina todavía más cara.

La administración actual de Andrés Manuel López Obrador, enfocada principalmente en la adquisición de refinerías, no ha podido mover la desastrosa ruta heredada por su antecesor Enrique Peña Nieto, quien privilegió la calificación crediticia de Pemex en franco detrimento de las operaciones de la empresa.

Su equipo priista mantuvo tranquilas a S&P, Fitch y Moody’s para cuadrar las cuentas. El costo fue detener el mantenimiento y dejar las refinerías en calidad de taller de barrio. La tarea de cambiar ese escenario brinda todavía pocos frutos a los morenistas y a México.

Información del gobierno de Estados Unidos detalla que los mexicanos importaron desde ese país 460 mil barriles diarios de gasolina de enero a noviembre de 2021.

Cuando la Agencia de Información Energética de los vecinos entregue el dato a diciembre, el resultado anual podría decepcionar a un presidente que se precia de defender a los consumidores.

A decir de la información disponible, México había reducido las importaciones de gasolina durante los dos primeros años de administración lopezobradorista, quizá más como consecuencia del confinamiento por la pandemia del COVID que guardó el coche de casi todos, que como resultado de políticas públicas que aún resultan insuficientes.

Empujado por la secretaria de Energía, Rocío Nahle, Octavio Romero en Pemex hace lo que puede. Llevó la producción de la empresa a 233 mil barriles diarios al cierre del año pasado, es una cantidad 12 por ciento mayor a la que dejó Carlos Treviño, el último director de la empresa en la administración pasada. Es también el dato de producción más alto desde 2017.

El ascenso no impidió que el volumen de las compras mexicanas de ese producto desde Estados Unidos aumentaran 10 por ciento sólo en 2021.

En pocas palabras, México produce más, pero también eleva la importación de gasolina en estos días. Mal momento, pues la guerra asoma en Ucrania repercusiones para todos quienes usan derivados del petróleo.

¿Ante este escenario, la gente tendrá que conformarse y esperar, entre otros impactos, una subida más de precios en el combustible?

Desde el lado mexicano no hay muchas opciones. Los dos impuestos que cobra el gobierno federal en la gasolina son el IVA y el IEPS, ya incluidos ambos en ese precio que ustedes ven en la bomba. Nadie escapa.

Pero ante el ascenso que ya tuvo el precio del crudo desde el año pasado, la Secretaría de Hacienda ya bajó lo que podía bajar esos gravámenes. Esa dependencia a cargo de Rogelio Ramírez de la O, informó hace un par de semanas que en la gasolina menor a 91 octanos, la verde, ya no cobrará el Impuesto Especial Sobre Producción y Servicios (el IEPS). El ‘estímulo’, como lo llama el gobierno, subió al 100 por ciento.

Eso implica dejar de cobrar dinero que requiere el gobierno y ya en 2021 redujo 30 por ciento sus ingresos por esta vía, de acuerdo con reportes oficiales.

Habrá que esperar a ver lo que ocurra en Estados Unidos, entonces.

Ayer, el Washington Post reveló que el gobierno de Joe Biden analiza dos opciones para detener el aumento en esos precios que también afectan a sus habitantes.

Uno puede ser el de liberar parte de sus 585 millones de barriles de reservas de petróleo, como ya lo hizo recientemente. Esa nación importa unos 6 millones de barriles diarios de la materia prima, por lo que una hipotética liberación total, la liberaría de importar crudo durante casi 100 días, impactando con ello el comercio mundial de casi 100 millones de barriles.

Otra opción, miren nomás, es la de crear una amnistía impositiva. Un national gas tax holiday para que los estadounidenses no paguen impuestos sobre el combustible, que habrá que ver si tendría impacto sobre ventas al mayoreo como las que requiere México. Mientras todo se define, conviene caminar.

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