Parteaguas

¿Por qué HSBC compró ‘terrenos’ en el metaverso?

Al menos un 10 por ciento de las remesas que envían paisanos desde Estados Unidos ya llegan por la vía del bitcoin.

Tal vez fue la impaciencia por el puente vacacional. El caso es que lo hecho por HSBC pasó casi de noche.

La semana pasada, el grupo financiero HSBC adquirió terrenos en The Sandbox, mismos que servirán muy probablemente para construir un estadio deportivo… virtual, claro.

Es un juego que está creando un negocio real. Pueden entrar al citado metaverso con solo buscar el nombre del mismo en Google.

En ese lugar intangible, ustedes o sus hijos pueden usar su computadora justamente para recorrerlo y perder el tiempo con videojuegos, pero atención si quieren ser dueños de un espacio parecido al Minecraft, medido en bits. En ese momento necesitarán de sand, la ‘moneda’ oficial.

Piensen en bitcoin, una criptomoneda o criptoactivo que ustedes pueden comprar a cambio de sus pesos o dólares usando su smartphone y su tarjeta bancaria.

Hasta hace poco, la gente intentaba entender por qué gana valor, tratándose de no más que un registro, una colección de bits que ‘sellan’ una transacción que queda grabada en los dispositivos de todos los participantes de ese mercado, como si se tratara de una cadena, de un blockchain.

Fuentes en el seno de este negocio en México me indican que al menos un 10 por ciento de las remesas que envían paisanos desde Estados Unidos ya llegan por la vía del bitcoin. Eso equivale a más de 5 mil millones de dólares al año que cruzan la frontera sin pagar comisiones bancarias.

Partiendo del bitcoin, la gente amplió el campo a los NFT (non fungible tokens). Estos permiten intercambiar bienes intangibles, por ejemplo imágenes que algunos llaman arte único, que alguien compra y registra como suyo con el uso de otra cadena, esta vez, llamada ethereum.

El dueño puede usar esa imagen como quiera, por ejemplo, como su foto de perfil en Twitter.

Otros podrán hacer copy-paste de esa imagen, pero en blockchain solo existirá un propietario que puede vender si quiere el artículo, usando nada más que su smartphone. Twitter reconoce la propiedad y desde hace unos días la valida mediante un marco hexagonal que hace público quién sí tuvo para pagar ese NFT. Los demás habrán de confirmarse con piratería, como con los bolsos o los zapatos de diseñador.

La información en manos de quienes participan en el mercado de ‘cripto’, vuela. Quien se atrasa una semana, probablemente se rezagó un año en términos de la economía tradicional.

Ahora HSBC compró un pedazo de ‘tierra’ virtual en The Sandbox.

“La innovadora asociación entre The Sandbox y HSBC hará que el proveedor global de servicios financieros adquiera una parcela de LAND, bienes raíces virtuales en el metaverso de The Sandbox, que se desarrollará para interactuar y conectarse con los entusiastas de los deportes, los deportes electrónicos y los juegos”, informó la empresa creadora de ese metaverso.

Desde la semana pasada hasta ayer, sand, la ‘moneda’ que permite comprar en esa plataforma ya ganó un 12 por ciento de valor.

Hasta ahora quienes desconfían de las criptomonedas o criptoactivos han dejado pasar oportunidades a cambio de evitar riesgos. No hay modo de criticar esa decisión.

Sin embargo, conviene estar al tanto de lo que viene. Un representante de un exchange o ‘casa de cambio’ bien conocido hablaba de la posibilidad real de que estas plataformas que hasta ahora son una app en el celular permitan intercambiar casi todo lo financiero.

Acciones de compañías que cotizan en el New York Stock Exchange, en el Nasdaq o en la Bolsa de Valores. Posibilitarán pagar unos tacos vendiendo un ‘pedazo’ de una acción de Apple o FEMSA y recuperarlo luego, si les apetece.

¿Si pueden intercambiar eso que les separa de permitir la monetización de terrenos o casas del mundo real?, le pregunté. “La regulación, solamente la regulación”, me respondió. Regresaré a este tema pronto.

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