De noviembre a la fecha el valor del bitcoin cayó 56 por ciento. Hoy vale menos de la mitad respecto a aquellos días.
Hay casos más dramáticos. Chiliz, una criptomoneda que sirve, por ejemplo, para comprar su entrada al club de fanáticos del equipo de futbol Barcelona, cuesta 63 por ciento menos que en marzo.
Es un hecho: estos instrumentos se están devaluando. ¿Entonces se acerca su fin? No parece ser el caso. Menos, el de la cadena de bloques, ese sistema que permite su funcionamiento basado en la seguridad que ofrece a muchas transacciones de monedas virtuales… o de otras cosas.
Ante el escenario actual de caída de precios, lo revelado por la consultora neoyorquina CB Insights respecto a lo ocurrido al inicio del año, puede desconcertar a varios: la inversión en blockchain alcanzó un récord durante el primer trimestre de 2022.
“La financiación de riesgo para las nuevas empresas de blockchain creció por séptimo trimestre consecutivo”, expuso en un documento de 176 páginas denominado ‘El estado del blockchain’.
“Mientras que la mayoría de los otros sectores vieron caídas en el primer trimestre de 2022 debido a mercados públicos mediocres y una economía inestable, los VC se duplicaron en blockchain y crypto. Web3, incluidos NFT y DeFi, fue el mayor impulsor del crecimiento”, detalló CB Insights.
Hay que pausar aquí: “Web3, NFT y DeFi”. El primero luce como la cancha de juego, el nuevo territorio de los negocios. El término acuñado por tecnólogos refiere justamente los servicios basados en esa cadena de bloques descentralizadas. Todos los involucrados son parte de la operación y de la seguridad. Es justamente el modelo que sustenta a los bitcoin.
En ese campo están las criptomonedas, los NFT y eso que llaman Decentralized Finance, o DeFi ¿Un ejemplo de esto último que llaman finanzas descentralizadas? Piensen en préstamos, pero no en pesos o en dólares, sino en criptomonedas.
Varias ‘casas de cambio’ analizan la factibilidad de que quienes tienen bitcoin o alguna otra, quieran poner ese activo a trabajar prestando a individuos o empresas que requieran créditos y que estén dispuestos a pagar una tasa de interés, en un modelo de crowdfunding o de fondeo multitudinario.
Todo, al margen de un poder central como el que representa la banca tradicional, coordinada por un banco central como Banxico, en México, o la Reserva Federal, en Estados Unidos.
El esquema podría funcionar en la medida en que esas tasas sean más bajas que las que ofrecen los grupos financieros tradicionales.
Lo que haría posible esa diferencia radica en buena medida en que estos últimos están expuestos a grandes gastos como el de sucursales, nómina y grandes oficinas a diferencia de los participantes de blockchain.
Además, los bancos enfrentan regulaciones gubernamentales que aumentan sus costos, mientras que el sistema descentralizado, no. El avance de DeFi supone una próxima batalla justamente por esas diferencias y a decir de los datos ofrecidos por CB Insights, esa colisión está en proceso:
Solo de enero a marzo fueron cerradas 461 transacciones de inversión en proyectos de blockchain. El capital proviene en 63 por ciento de Estados Unidos, que aportó 5 mil 800 millones de dólares justamente a startups o empresas nacientes, relacionadas con esta actividad. Del total, 28 acuerdos superaron unitariamente 100 millones de dólares en inversión.
Efectivamente, bitcoin cayó ya 56 por ciento desde su pico del año pasado y podría caer más, como el 85 por ciento que perdió su valor en 2018, cuando muchos compraron a un precio de 3 mil 400 dólares, que subió hasta los 30 mil en los que se encuentra ahora.
Muchas criptomonedas fracasarán, probablemente.
Pero conviene hacer memoria respecto a lo ocurrido al principio de este siglo, cuando reventó la burbuja de los punto com y algunos pensaron que ese era el final de los negocios en internet…