Ya casi cumple 70. Es un grandote de casi dos metros de estatura; alguna vez escuché de su pecho una opinión que puede retomarse cada crisis, como ésta, de inflación.
¿Qué es lo que mueve a la gente? Le pregunté. “Más que hacer dinero, lo que mueve a las personas es cuidar el que ya tiene”, me dijo Tom Keene, experimentado periodista de Bloomberg. ¿Puede una bolsa de mano ser una inversión que no se deprecie?
Estamos en 2022, un año en el que los precios de casi todo suben, y nadie sabe cuándo van a parar, porque mucho depende ahora del ruso Vladimir Putin, quien no deja de atacar Ucrania y por tanto, ‘ahorca’ indirectamente la venta de hidrocarburos en esa zona.
¿Qué debe hacer un mexicano o cualquier otro individuo para cuidar lo que tiene en un año como éste? Al final, el dinero es limitado y la inflación es una aspiradora de billetes.
Compren atún, dijo el exitoso autor del libro Padre Rico, Padre Pobre, Robert Kiyosaki hace un par de semanas en su cuenta de Twitter. Nadie puede comerse un pedazo de oro o de bitcoin. Las latas de atún pueden guardarse y usarse cuando la comida se haga más cara.
Pero la agencia de consultoría global Deloitte en conjunto con Credit Suisse, acaba de dar otra idea: comprar un Rolex o una bolsa Birkin, de Hermès. Publicó este mes un documento llamado ‘Coleccionables, en medio de una mayor incertidumbre e inflación’.
La gente con más dinero suele dividir su capital. Una parte la pone en inmuebles; a plazo fijo en el banco; otra en acciones de empresas; otro tanto en dólares, euros, en pagarés o bonos de gobiernos como los Cetes, en el caso de México… la famosa ‘diversificación de activos’. Todo lo anterior puede ser rebasado por una inflación del 8 por ciento.
Existe otro lugar en donde suele poner también su patrimonio: en el consumo de productos que a decir de la investigación difícilmente se devalúan. En coleccionables, como los relojes o las bolsas de mano, que si bien dan rendimientos pequeños, estos son constantes y le pasan encima a una volatilidad como la actual, advierte el análisis.
“Los relojes de pulsera y las joyas tuvieron una rentabilidad media moderada de un dígito (aunque los relojes de colección Rolex superaron un 8 por ciento). Los bolsos de lujo aumentaron con más fuerza (11.8 por ciento para los bolsos Chanel y 38 por ciento para los bolsos Hermes Birkin)”, expuso el documento, con relación al complicado 2020.
Los gobiernos impulsaron el aumento en su valor, quizás involuntariamente.
Los países occidentales repartieron billones de dólares y euros durante la pandemia, endeudando a sus gobiernos, pero inundando de billetes el mercado.
Buena parte de ese dinero fue a dar a la compra de artículos de lujo, por lo que el mercado de estos productos entraron en boom, de acuerdo con Deloitte y Credit Suisse. De hecho, esa excesiva cantidad de dinero es la que sumió al mundo en la inflación, en buena medida.
En el caso de los Rolex, puntualmente, los relojes usados incrementaron más su valor que los nuevos, por su inmediata disponibilidad, indica el estudio.
Los autos clásicos tuvieron una rentabilidad promedio de 6.2 por ciento en 2020, y los vinos finos aumentaron 5.4 por ciento, indican Deloitte y Credit Suisse, que recomiendan poner atención a los Pinot Noir provenientes de Alemania.
Hay excepciones. Quienes compraron un Ferrari F40 en 2019 lo pagaron en promedio en un millón 155 mil dólares, mismo que hoy venden en alrededor de 2 millones y medio de dólares. Las cifras provienen de subastas como las de Sotheby’s.
¿Y qué hay del arte contemporáneo? ¿Sirve hoy para proteger el dinero?
El millonario Ricardo Salinas Pliego, por ejemplo, incluye en su colección algunas piezas de Gerardo Murillo, Dr. Atl. Desafortunadamente, no es el mejor momento para obras de autores provenientes de este continente.
“El arte tiende a ser procíclico: fuerte cuando la economía es fuerte y débil cuando la economía es débil”, indica el documento. La excepción en este rubro, está en autores de África.
Invertir en un reloj o en una bolsa es accesible incluso para quien puede sustituir la compra de un coche, por ejemplo. Es, quizá, momento de explorar opciones. De cualquier manera, ahí está el atún.