Van a decirle cosas, maestra, algunos tendrán razón y otros no. Usted aceptó el trabajo y éste viene con todo incluido. Lo bueno y lo malo.
Pero fueron sus antecesores quienes le dejaron un paquete que si termina usted de envolverlo, puede servirle para presumirlo al presidente como el gran trabajo de la Secretaría de Educación Pública que ahora encabeza usted.
Leticia Ramírez, como titular de esa dependencia, heredó un proyecto del secretario Esteban Moctezuma, que pasó por manos de la maestra Delfina Gómez y que consiste en poner a los mexicanos en este siglo.
¿Cómo se llama el regalito? Red para la Innovación y el Diseño Digital en Aeronáutica, la Industria Automotriz y la Salud. Perdone usted el nombrecito, pero la burocracia no congenia con lo coloquial. Podríamos llamarlo de otro modo, pero es lo que hay y sí rindió frutos que usted puede y debe ir a revisar.
¿El más reciente? El Centro de Innovación Industrial en Diseño y Manufactura Digital para el Sector Aeroespacial del Bajío. Le dicen CIIA y fue inaugurado el mes pasado en Aguascalientes.
Antes le tocó al Estado de México tener el suyo y previo a aquel, abrieron otros en estados como Yucatán.
Si quiere referencias, aquí está el tuit oficial de 2020 que arrancó el proyecto: https://bit.ly/3pmntgR. Dice así:
“Hoy formalizamos la Red para la Innovación y el Diseño Digital en Aeronáutica, la Industria Automotriz y la Salud. México y la @SEP_mx reafirman sus vínculos de cooperación educativa con Francia. ¡Feliz 14 de julio!”, dijo aquel día el secretario Moctezuma en referencia también al Día Nacional de Francia.
Ahora, esta es una columna de negocios y por eso conviene mencionar que esto es un asunto que bien llevado puede traer mucho dinero a la casa de mexicanos que lo necesitan, pero ya.
Fíjese usted que detrás del proyecto hay una empresa francesa que aportó tecnología. Se llama Dassault Systemes y vende ya más de 5 mil 200 millones de euros anuales.
No lo hace gratis. Su más probable beneficio radica en la ventaja de tener gente preparada para operar su sistema y al aumentar su volumen, contar con personas que puedan operar proyectos suyos alrededor del planeta, México incluido. Así, vende más.
Pero eso es lo de hoy. Google, Microsoft, Amazon… casi todas las grandes compañías de tecnología lanzaron proyectos de educación de sus sistemas con el mismo propósito.
¿Qué hace especial a la francesa? Su modelo de gemelos digitales. Imagine que en lugar de hacerlo en el pizarrón, usted dibuja aviones en un escenario virtual que genera la computadora.
No solo lo dibuja, lo ‘construye’ y lo pone a prueba bajo lluvia, calor, frío, con gente, sin gente, y si choca o algo sucede, no pasa nada. Usted puede probar una y otra vez, hasta tener el modelo ideal digamos, de una puerta de avión más ligera.
Lleve eso, maestra Leticia, a otras industrias y lo que obtendrá es que ‘el ingenio del mexicano’ puede inventar cosas, obtener patentes y cobrarlas.
Mientras más compañías mexicanas, más tendrán que pagarnos empresas extranjeras en moneda nacional y con eso, más fuerte se volverá el superpeso. Lleve esa idea al presidente, maestra.
No es nueva, la verdad, China la aplica desde hace tiempo y Estados Unidos da cátedra, por eso la moneda de los vecinos no se devalúa pese a lo endeudados que están.
Maestra Leticia, usted que le cae bien, convenza al presidente de que le apoye en este asunto que inventó su propio equipo. A ver si a usted sí le cree que los cerebros humanos son mucho más valiosos que las toneladas de restos de plantas y dinosaurios que yacen en el subsuelo.
Honestamente, esta red de laboratorios aquí referida, sí necesita una ‘manita’ para operar en conjunto y generar eso que llaman sinergia. Buena suerte, maestra. Después de una pandemia que apagó escuelas, no estamos como para perder tiempo.