Es cuestión de salir a carretera. Salvo que el recorrido sea corto, es factible que vean en algún lado las ‘aspas’ de esos gigantes que Andrés Manuel López Obrador detesta.
El presidente les llama ‘ventiladores’ y cada uno tiene una capacidad de generación de unos dos megawatts.
Va una idea rápida: es la energía que requiere un centro comercial común.
Al presidente, la imagen de esos gigantes le parece desagradable, dijo que afectan el paisaje y esa declaración quedó registrada en YouTube.
“Nunca más permisos para afectar el medioambiente, para la contaminación visual”, sostuvo hace un par de años.
¿Qué ha implicado esa decisión? Un freno al otorgamiento de permisos para la producción de energía generada con el viento.
¿Pero qué pasó con la producción misma de electricidad a partir de esa y otras tecnologías de energía renovable?
Cabe la pregunta entre otras razones por lo que comunicó ayer el gobierno de Estados Unidos: “La EIA espera que las energías renovables representen el 22 por ciento de la generación de electricidad de Estados Unidos en 2022″, informó la Agencia de Información Energética de ese país.
¿Cuál es el porcentaje en México en este año? Un 22 por ciento.
Toda la energía que pasa por las torres que ustedes ven en carreteras o postes que hay en las calles es cuantificada por el Cenace o Centro Nacional de Control de Energía, una dependencia del gobierno, que hace las veces de ‘policía de tránsito’ de la electricidad.
Esta autoridad permite el paso de la generación de ciertas plantas y detiene las de otras en varios momentos del día por razones técnicas, en el mejor de los casos.
De ahí que tenga acceso a toda la información de la energía generada por productores privados y por la CFE.
Sus datos revelan que de la electricidad que ustedes consumieron en julio, 6.6 por ciento y 4.6 por ciento fue producida con energías eólicas y fotovoltaica, respectivamente. Un 9.7 por ciento, con hidroeléctricas y el restante 1.1 por ciento, con energía geotérmica proveniente del calor del subsuelo en zonas cercanas a volcanes o fallas geológicas.
Son porcentajes muy similares a los del año pasado, de acuerdo también con el Cenace.
¿Cómo está el pastel de los vecinos al norte? Para ellos, el mayor porcentaje lo aporta el viento, no la caída de agua almacenada en presas.
“La generación de electricidad en Estados Unidos a partir de fuentes renovables, como la energía hidroeléctrica, eólica y solar, representó el 20 por ciento de la generación de electricidad tanto en 2020 como en 2021.
“Esperamos que esa participación aumente al 22 por ciento en 2022 y al 24 por ciento en 2023, a medida que entre en funcionamiento más capacidad de energía eólica y solar y otras fuentes de generación, como la carboeléctrica y la energía nuclear, sean retiradas”.
Son unos 35 mil megawatts los que añadirán solo este año a su capacidad de generación (equivalentes a más de la mitad de todo el parque de generación de México) y de eso, más de dos tercios son renovables.
Es ahora cuando llega el parteaguas. Una nación tradicionalmente reticente a las energías renovables, cuyos empresarios suelen defender a productores de carbón y a grandes empresas petroleras, rebasará a México en términos relativos y se volverá referente regional también en eso. Los mexicanos ya llegaron al punto del estancamiento.
Para el registro: en esta administración del presidente Andrés Manuel López Obrador es generada más energía renovable que en la de su antecesor.
En julio de 2018, el volumen de energía fotovoltaica era prácticamente inexistente en el país, no llegaba al 1 por ciento; la eólica representó 4.4 por ciento y curiosamente, las hidroeléctricas sí tenían un peso mayor al 11 por ciento.
La razón lógica está en la inercia. Muchos de los proyectos aprobados durante la administración pasada tardaron unos tres años en ser instalados y fue hasta la presente cuando operaron. Lo que se detuvo es la perspectiva, desafortunadamente.