Parteaguas

No quiere morir

La revista ‘Cosmopolitan’ ya publicó una portada para la que no requirió fotógrafos ni diseñadores, sino la descripción de la idea.

Él está en México. Como otros nómadas digitales, habita Mérida por tiempo indefinido. Pero a diferencia del resto, Mati Roy pretende ser inmortal y argumenta razonablemente sobre cómo conseguirlo. Eso lo saca del molde.

Este hombre procedente de Quebec es una de las personas que más saben de inteligencia artificial (AI, en inglés). No lo dice él, sino su cargo en OpenAI. ¿Qué es eso? La forma más rápida de entenderlo es ir a Google y buscar Dall·E o bien, GPT 3.

¿Ya vieron esos videos que muestran cómo una persona escribe una idea con pocas palabras y la computadora genera varias imágenes elocuentes en segundos?

La revista Cosmopolitan ya publicó una portada para la que no requirió fotógrafos ni diseñadores, sino la descripción de la idea redactada por una editora a Dall·E que hizo el trabajo en segundos, con apoyo en inteligencia artificial: https://bit.ly/3BxHXdE. El otro programa, GPT 3, hace algo similar, pero con texto.

OpenAI es una empresa de investigación e implementación de inteligencia artificial, sin fines de lucro. Entre sus inversionistas está Microsoft; Khosla Ventures y la fundación benéfica de Reid Hoffman, uno de los fundadores de LinkedIn.

Mati Roy está en el área de asesoramiento de gerencia de proyectos, en OpenAI.

Este miércoles, mostró ante un auditorio lleno de estudiantes de tecnología cómo GPT 3 generó en un segundo la historia alternativa de un Harry Potter nacido en la península de Yucatán y la narración comienza así:

“Siempre fue difícil para Harry explicar a la gente en dónde nació. La mayoría nunca había escuchado de la península de Yucatán y aquellos que sí, siempre le preguntaban si vivía en medio de la selva”. El público compuesto por estudiantes de la UPY, no contuvo la risa.

Pero hay que volver al asunto de la inmortalidad.

Mati Roy exhibe su excentricidad portando una cámara en el pecho, misma que graba todo el tiempo. Todo lo que ocurre alrededor suyo es registrado para su almacenamiento porque, volvemos al inicio: “no quiero morir”, advierte él en su perfil de Instagram.

Si bien se trata de un asunto personal, su deseo dice mucho del resto de la gente. Hay muchos que temen a la muerte.

Los videos que Roy guarda derivan en datos que serán guardados para la posteridad, junto con su cerebro, literalmente. Existe un mercado para esas personas.

Él paga los servicios de Alcor, una empresa preparada para recibir en Phoenix esa parte de su cabeza en cuanto él no tenga signos vitales, para conservarlo a temperaturas criogénicas.

La información contenida biológicamente podrá ser combinada con aquella registrada en los videos capturados por su cámara, mismos que incluyen la convivencia con su familia. De ese modo, literalmente, él o su conciencia tienen una oportunidad de vivir por más tiempo que lo que puede presumir un humano convencional.

¿Ciencia ficción? Quizás deberían leer más sobre OpenAI o acerca de Neuralink, la empresa de Elon Musk que aquí nomás cruzando el río Bravo ya experimenta con animales de granja y se prepara para auxiliar a humanos con impedimentos de movilidad.

Desde México, este tipo de conocimientos lucen lejanos ante la prevalencia de un sistema educativo que prepara masivamente a la gente para habilitarse sobre prácticas del siglo pasado.

¿Leyeron ayer sobre el nuevo mineral descubierto por Chinos en la Luna? Seguramente saben sobre Artemis, el proyecto de la NASA que pretende regresar humanos a ese satélite, en un esfuerzo institucional de ambas naciones por alcanzar nuevas fronteras para su gente.

Expreso aquí con frecuencia la preocupación de los mexicanos más capacitados tecnológicamente por el alejamiento de México del resto del mundo. Estados Unidos, Europa y Asia, alcanzaron ya el futuro y están creando una nueva imagen de éste.

Algunos mexicanos tienen acceso e interés por las nuevas tareas para la gente en esa dinámica. Varios de ellos, que están todavía en sus veintes, escucharon ayer y preguntaron a Mati Roy sobre su perspectiva. Esa vanguardia necesita apoyo.

COLUMNAS ANTERIORES

Busco a Ramón
Ellos quieren casarse

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.