Parteaguas

‘Yo soy el INE’

La reforma presidencial no debe pasar como está. Pero la incompetencia del sistema político no parece tener arreglo en el horizonte con cualquier resultado.

Están en la casilla, temprano y en domingo. ¿Alguien disfruta de trabajar a esa hora, en ese día?

Pero sus amigos, sus hermanos o ustedes mismos estuvieron ahí, convocados por el INE en cada elección. En la federal o en la local.

Ayer, muchos gritos formaron coro. Pero hubo uno que se apegó a lo que hoy es ese organismo. Ese organismo eres tú. “Yo soy el INE, yo soy el INE”, dijeron varios.

Sus amigos, sus hermanos o ustedes mismos han contado votos, ustedes han colgado la lona al final del día, afuera de las casillas y ustedes, también, han convertido en presidentes a políticos de tres distintos partidos: PAN, PRI y Morena.

Fiel a su exitoso interés de dividir a los mexicanos que en otros días para estas fechas organizaban posadas, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha puesto dos bandos en batalla. Los amigos discuten, las familias pelean. En esta lucha solo uno puede ganar.

Están los que defienden un discurso amañado de supuesta defensa del pueblo y otros escudan la imperfecta democracia que representa el INE. “El INE no se toca”, gritaron ayer.

Si ganan los primeros, podemos esperar más becas y Universidad Benito Juárez mientras haya dinero. Eso no es malo por definición. ¿Está mal llevar dinero a gente que carece de oportunidades? ¿Está mal llevar educación superior a Putla Villa de Guerrero San Andrés, Oaxaca?

Tampoco es perfección lo que brinda esta incipiente democracia. ¿Su permanencia traerá más oportunidades económicas a la gente?

Hasta ahora ha traído empleos acompañados de un estancamiento salarial. Los chinos ganan ya más que los mexicanos. Ni hablar de los coreanos.

Hay que dejarlo claro: el INE sí debe mantenerse independiente, como hoy. Sin duda. La reforma presidencial no debe pasar así. Pero la incompetencia del sistema político no parece tener arreglo en el horizonte con cualquier resultado.

No hemos sido capaces los mexicanos en estos años de democracia, de conseguir una presidencia, un Congreso ni un sistema judicial que traiga más seguridad, ni prosperidad.

El empresario Carlos Slim señaló que vienen buenos años. ¿Lo dijo por una nueva estrategia educativa? No, indicó que si llegan, será producto de la casualidad, porque sucederá como consecuencia de un pleito entre China y Estados Unidos, que de rebote puso a las grandes fábricas a buscar dónde producir barato y cerca de la mayor economía del mundo.

Otra vez, las inversiones buscan el norte y el sur se queda atrás.

Está bien defender al INE en espera de que el gobierno no lo destruya.

Pero urge sacar la cabeza y ver lo que pasa en el mundo. Ganará AMLO, o ganará la democracia, pero en ninguno de los dos escenarios puede esperarse, desafortunadamente, una conexión del sistema político con lo que está ocurriendo a una velocidad impresionante. Y no hay tiempo. Es subirnos ya, o ver cómo se alejan rápidamente hasta que ya no haya más que ofrecer que, como siempre, mano de obra y hoteles baratos.

Renace en el mundo el interés por la energía nuclear; también, la medicina genética que atiende ‘a la carta’ a cada paciente; ya caminan las predicciones del mercado y las operaciones de manufactura y logística por medio de la inteligencia artificial; la ciberseguridad; y claro, nos atropella la digitalización de todo lo que hacemos, incluyendo transportarnos, como cuando ustedes piden el Uber. Piensen en Google, AWS, Microsoft, Apple… esas son las conocidas. Hay miles en una creciente lista.

Todos esos son servicios y proveerlos es el gran escenario de batalla actual. ¿Qué partido político está propiciando que los mexicanos se entrenen para este escenario?

Las universidades Benito Juárez no ofrecen las carreras de ciencia de datos o medicina genética; no existe la palabra “digital” en su oferta: https://ubbj.gob.mx/carrera.

Los estadounidenses, que acaban de salir victoriosos de un ataque a su democracia por parte de Donald Trump, ya avisaron a través de la US Chamber que van de lleno por la economía de servicios. Principalmente en el ámbito digital, porque ya no tiene barreras, porque el cielo es el límite y porque pagan mejor. Llevan ventaja y van a salir ‘volados’.

Es muy bueno defender al INE, pero conviene analizar para qué queremos la democracia, y exigir de ésta resultados con el mismo ahínco que gritamos “¡yo soy el INE!”.

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