Parteaguas

¿Refinería? AMLO va por una planta de coches eléctricos

Desde el año pasado hay mucha luz sobre un proyecto en SLP que podría derivar en la construcción de coches enchufables.

El presidente ya avisó que son unos 800 millones de euros los que invertirá BMW en México. Eso es importante, pero hay algo “histórico”:

Andrés Manuel López Obrador, el político que forjó su carrera defendiendo el petróleo y su consumo, podría inaugurar dentro de un mes una planta de fabricación de coches eléctricos que no requieren obligatoriamente de la quema de hidrocarburos.

¿Por qué lo hace el presidente? ¿Qué lo empuja?

“Voy a estar con Marcelo Ebrard en febrero en San Luis Potosí, porque BMW de Alemania decidió poner su planta en México, que es una inversión de... ochocientos millones de euros”, dijo ayer el mandatario.

No hay todavía versión oficial ni desmentido por parte de la productora alemana de vehículos, porque desde el año pasado hay mucha luz sobre este proyecto que podría derivar en la construcción de coches enchufables en San Luis Potosí, muy cerca de donde hoy ya producen los que aún consumen gasolina.

Al final, es político el asunto en el que está montada la “revelación” presidencial de ayer.

De este lado del planeta la gente —quizás menos informada sobre el daño que los combustibles hacen al planeta— celebra la construcción de una refinería, lo que AMLO pretende convertir en votos para su partido político.

Una sociedad con mayor acceso a información como la europea, empuja en sentido contrario y allá los funcionarios se rigen por votos que exigen justamente lo contrario: reducir el impacto de las personas al medio ambiente.

Hay una agenda de descarbonización en marcha en países desarrollados incluso en América, promovida por Canadá y por una parte de los estadounidenses, reunidos en el partido gobernante, el Demócrata.

BMW es del viejo continente. Su producción llegó a México en 2019 con la inauguración de su actual planta potosina.

Hace un tiempo, uno de sus directivos me dijo que la empresa no fabricaría coches eléctricos en México por una razón: no había congruencia en fabricar vehículos “cero emisiones” con electricidad producida quemando combustibles fósiles, como la mayoría de la disponible en México.

No es un asunto exclusivo de BMW, es una carga reglamentaria que pesa sobre las empresas europeas, sujetas a castigos en su tierra si incumplen.

Pero algo ocurrió a pesar de, o con la ayuda del Poder Ejecutivo, y BMW anunció lo siguiente el 7 de junio de 2021:

“La planta trabaja para ser la primera planta carbono neutral de BMW Group”, comunicó la compañía con relación a su instalación de San Luis, y añadió:

“La Planta se abastece 100 por ciento de energía eléctrica libre de dióxido de carbono. Actualmente cuenta con 71 mil metros cuadrados de paneles solares que proporcionan el 13 por ciento de la energía que se requiere, mientras que el 87 por ciento restante le es suministrado por un parque solar externo”.

Casi un año después vino otra pieza de información en el rompecabezas:

Bloomberg divulgó que BMW planea construir el iX3 eléctrico y una versión a batería del modelo Serie 3 Sedán en su planta en San Luis Potosí, a partir de 2027. Luego vino la indiscreción de ayer, del presidente López Obrador.

Ignorar este hecho es un riesgo. Pese a la gran cantidad de coches a gasolina terminados y enviados desde México al mundo, los mexicanos hasta ahora han entrado tímidamente a la producción de vehículos eléctricos. Acaso lo más significativo es el Mustang Mach E, de Ford, hecho en el Estado de México.

La gente necesita empleo formal, así no se trate del mejor pagado. Las empresas mexicanas necesitan clientes e inversiones.

Ésta de BMW podría llegar de la mano de la presión política de europeos que impulsan tendencias como la de ESG (siglas en inglés de ambiente, sociedad y gobierno corporativo), un tema al que regresaré pronto.

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