Parteaguas

‘A uno de cada tres le va a dar cáncer’

Albert Bourla, presidente de Pfizer, advierte de que uno de cada tres miembros de una familia va a tener cáncer durante su vida. ¿Un motivo para sumar depresión al día?

Aún y cuando todavía la gente tomaba medidas al cráter de la ‘bomba’ que explotó en Silicon Valley.

Muchos trataban de discernir la vuelta que dio el mundo cuando China se encargó de acabar con pleitos entre árabes e iraníes mientras en Israel se levanta una crisis política. Cuando todo lo anterior se suma a la guerra en Ucrania y al lío doméstico en Tamaulipas, salió ayer Albert Bourla, presidente de Pfizer, a decir lo siguiente: “Uno de cada tres va a tener cáncer durante su vida”.

Cuenten a los miembros de su familia. Tragar ese dato toma tiempo y uno recurre inmediatamente a la negación como escudo.

Si ahí hubiese quedado el comentario, habría un motivo para sumar depresión al día. Pero la razón de expresar la cifra no se basó en un contexto negativo, sino por el contrario. Si lo que espera Bourla se cumple, estaremos ante un parteaguas que cambiará la perspectiva de vida de la gente.

Recuerden a Pfizer, es la empresa que vendió una de las vacunas más efectivas durante la pandemia.

Ahora promete más: invierte 43 mil millones de dólares para combatir el cáncer. Es lo que divulgó ayer mediante un comunicado para avisar que hizo una oferta por Seagen, una empresa nacida en los noventa.

Hoy es propiedad, principalmente, de grupos inversionistas como Baker Bros Advisors, Capital Group Companies, Vanguard Group, Blackrock y Wellington Management que en conjunto tienen más de 50 por ciento de las acciones de la empresa, de acuerdo con información de Bloomberg.

Seagen es una empresa de biotecnología enfocada en tratar el cáncer. Casi todo tipo de cáncer. Tiene cada vez más éxito en detenerlo en distintas fases de este padecimiento y en la metástasis.

En la llamada con analistas de Seagen, correspondiente al reporte financiero del cierre del año pasado, surgieron muchas frases como la siguiente:

“TUKYSA, esta marca proporciona un beneficio significativo para adultos con cáncer de mama metastásico positivo para HER2, en particular aquellos con metástasis cerebrales. TUKYSA ahora está aprobado en 39 países y continuamos avanzando en la expansión de su uso fuera de los Estados Unidos con lanzamientos en múltiples países planificados para 2023″, dijo hace un mes David Epstein, director de Seagen.

Comentarios como el anterior debieron detonar la decisión de Pfizer, con oficinas centrales en Nueva York, de lanzarse por la compañía basada en el otro lado del país, en Bothell, Washington.

“Pfizer está desplegando sus recursos financieros para avanzar en la batalla contra el cáncer, una de las principales causas de muerte en todo el mundo”, dijo ayer Albert Bourla.

Por lo pronto, esos 43 mil millones de dólares validan su intento.

Para los accionistas Seagen, llegar a este punto tuvo un costo. Desde 1998 – año desde el cual Bloomberg tiene registro – no ha tenido ganancias y en 2022 enfrentaron más de 600 millones de pérdidas.

Lo anterior, pese al precio de medicamentos que en México superan 70 mil pesos por unidad, para el caso de ADCETRIS, otro de sus productos oncológicos.

La experiencia de la investigación de Seagen y su relación futura con Pfizer podrían llevar a esta compañía a aumentar 12 por ciento sus ventas este año y alcanzar un monto de 10 mil millones de dólares hacia el final de la década.

La noticia provocó la reacción de Elon Musk en Twitter: “El ARNm sintético tiene un gran potencial para curar el cáncer”.

En México los tumores matan diariamente a 244 personas y son la tercera razón de fallecimiento en el país, después de males cardíacos y la diabetes.

Un ataque efectivo que lleve a una cura del cáncer, como parece anunciar esta posible compra, puede prolongar la vida de los humanos, con todo lo bueno… y lo riesgoso que eso supone.

COLUMNAS ANTERIORES

¿Por qué casi llega a los 100 mil dólares el bitcoin?
¿Qué está pasando en Yucatán?

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.