El miércoles, el éxito mundial de Daddy Yankee Gasolina entró al archivo de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos. Pásense esa pastilla aquellos que huyen del reguetón.
El mundo cambió desde aquel 2004, cuando esa canción empezó a sonar en las estaciones de radio.
Ahora es la primera pieza de ese género que vive en una colección del Registro Nacional de Grabaciones de esa institución, para que cada generación sepa qué audios fueron relevantes en cada era.
Sus audios “vecinos” son canciones como Fortunate Son, de Creedence; o YMCA, de The Village People.
¿La canción del recientemente retirado Daddy Yankee lo merece? Quizás. Los ingresos de la música latina en Estados Unidos alcanzaron un máximo histórico de mil 100 millones de dólares en 2022, marcando el segundo año de crecimiento de dos dígitos de la industria para un aumento anual de 24 por ciento. Ese número superó al de todo el mercado y a decir de lo que suena en bares y restaurantes, no debe ser muy distinto de lo que pasa en México. Ya tu sabe.
¿Están cambiando los medios?
Ustedes cambiaron rápido antes de la pandemia, después de ésta revolucionaron al punto de convertirse en otros. Su consumo de entretenimiento e información los delata.
Sus padres pagaban el equivalente a unos mil 500 pesos anuales por suscripciones de pesados periódicos que azotaban en la mesa para leer sección por sección. Si alguna vez hubo uno, hoy ya no existe en México un diario que viva de suscripciones.
Todos los medios mexicanos dependen, en el mejor de los casos, de la publicidad. En ese mercado compiten fuertemente desde 2009 con dos marcas antes irrelevantes: Facebook y Google.
¿Cómo estará la cosa en ese negocio ahora, que hasta Mark Zuckerberg sufre? Sus empleados de distintas partes del mundo esperan una nueva ola de recortes para mayo.
Sucede que TikTok vino desde China a mover el terreno de juego y dio en el blanco de lo que la gente buscaba después del Covid.
Ustedes, todos, despertamos de una pesadilla que duró más de dos años. Salimos de las casas a buscar “placer”, todo el placer del que nos contuvimos. ¿Qué sentimiento puede brindar un nuevo encabezado que evidencie el mal trabajo de otro político incompetente? La gente está sacando la vuelta a las noticias.
“La mayoría de los editores (72 por ciento) están preocupados por el aumento de la evasión de noticias, especialmente sobre temas importantes pero a menudo deprimentes como Ucrania y el cambio climático” advirtió en enero The Reuters Institute a través de un artículo de Nic Newman.
El placer viene empaquetado en música, en baile, incluso en noticias, pero de aquellos a quienes queremos o a quienes admiramos. TikTok o Instagram vienen bien como herramienta, temporalmente, para consumir eso.
¿Y qué van a hacer los periodistas?
Adaptarse o dedicarse a otra cosa. Atacados desde muchos frentes y templetes, la consigna es moverse, pero con pasos sólidos.
La publicidad digital paga a quienes la administran bien. Combinada con suscripciones, puede dar vida a grupos de generación de contenido de valor. (Ustedes quizás ya no pagan suscripciones a diarios, ¿pero qué tal su cuenta de Spotify o de Netflix?)
Como ejemplo están las ganancias netas de The New York Times, que sumaron 197 millones de dólares en 2022, después de un brillante 2021, cuando recibió 228 millones de dólares. Pero aún ese éxito merece ajustes y la compañía compró el año pasado un medio llamado The Athletic, que narra hasta lo que desayunan los deportistas.
Todos los países necesitan periodismo. En México, sin éste no habría caído el torturador argentino Ricardo Cavallo que cometió aquí actos de corrupción; tampoco habría cambiado Walmart sus políticas internacionales anticorrupción cuando fueron revelados actos indebidos para abrir tiendas. El reto es hacerlo nuevamente rentable en una era en la que la gente quiere reguetón y celebra el ascenso de Gasolina a los libros de historia.