Ayer, el huracán Otis mostró en México lo impredecible que ya es el clima mundial. Primero, tormenta tropical, luego, que sería huracán y para cuando ya fue difícil reaccionar, aterrizó un monstruo que hasta hoy mantiene desconectado a Acapulco.
Aún no hay datos precisos del daño. Podemos decir que así ha sido siempre, de vez en vez.
La versión de quienes siguen huracanes desde hace años es que el arribo de la fuerza de Otis no tiene precedentes y llegó en un año en el que el calor también rompió récords históricos.
Improvisados climatólogos como la mayoría de nosotros podemos debatir. Los científicos dicen que es el cambio climático y esto nos obliga a modificar lo que pensamos.
Incluso el presidente Andrés Manuel López Obrador puede cambiar de carril y debe hacerlo.
Ayer, mientras él trabajaba en lo inmediato tratando de entender la dimensión del golpe en Acapulco, su equipo lo hacía en el largo plazo con una convocatoria:
“Las secretarías de Economía y Educación Pública convocan a líderes de la industria y academia para fortalecer el talento técnico en el sector de electromovilidad”.
Es la misma administración que se ha abstenido de compromisos de reducción de emisiones y ha apostado, literalmente, miles de millones de dólares al consumo de gasolina.
¿Puede la agenda de corto plazo estar conectada con la de largo plazo? Debe estarlo, porque tendremos más Otis. Ojalá podamos evitar huracanes peores.
Hasta el martes la gente estaba en calma. El Centro Nacional de Huracanes de los Estados Unidos (NHC) avisaba de una simple tormenta tropical. Luego, el sistema se movió sobre una zona de agua caliente cercana a la costa, donde las temperaturas de la superficie del mar alcanzaron los 31 grados centígrados en algunos lugares.
Luego el mismo NHC explicó que Otis se intensificó explosivamente en un escenario de pesadilla ganando más de 160 kilómetros por hora de velocidad del viento en 24 horas. De repente, la tormenta tropical se convirtió en huracán de categoría 5 justo antes de llegar a Acapulco a las 0:25 de la madrugada. Y nadie lo vio venir.
El calor provocó un huracán con vientos imprevistos de 265 kilómetros por hora. Pocos han viajado en un coche a esa velocidad, lo que complica compartir una referencia.
Una parte de la agenda para evitar el calentamiento del agua y el aire está en la movilidad eléctrica. Incluso el Tren Maya ya tiene colocados los postes que cargarán cables eléctricos para su alimentación en el tramo de Cancún a Mérida.
Pero a decir de los hechos, en esa agenda vamos perdiendo.
Es reconocible, ojo, que la SE y la SEP adviertan de la necesidad de preparar masivamente talento para atender el nuevo tipo de movilidad requerida para reducir emisiones de bióxido de carbono.
“(El talento mexicano) está listo para la transformación tecnológica del sector automotriz hacia la electromovilidad. Es trabajo de nosotros, sector público y privado transformar el sistema educativo acorde con la innovación tecnológica”, dijo ayer Iraís Barreto Canales, a nombre de la Secretaría de Economía. Ella dirige la Unidad de Inteligencia Económica Global en esa dependencia del Poder Ejecutivo, en donde manda López Obrador.
Barreto lo dijo el mismo día del golpe de Otis en Acapulco, pero también el mismo día en el que la ONU advirtió lo siguiente:
“La peor sequía de la que se tiene constancia asola la cuenca del Amazonas y no hay tregua a la vista. A mediados de octubre el río Negro en Manaos batió el récord histórico de nivel más bajo desde 1902, el 23 de octubre, con 13.59 metros. El humo de los incendios en Argentina, Brasil y Bolivia ha sido visible desde el espacio”.
También ocurrió en la misma semana en la que en plena confrontación comercial entre China y Estados Unidos, Gavin Newsom, gobernador de California –un estado más rico que el Reino Unido– viajó al país asiático para hacer una visita sorpresa al presidente chino Xi Jinping en ánimo de convencerlo de acelerar el combate contra el calentamiento global.
AMLO no solo lanza a su equipo a defender la inversión de Tesla en Nuevo León y preparar un ‘ejército” de técnicos en electromovilidad. También empuja un proyecto enorme de generación de energía solar en Sonora.
El presidente petrolero parece dar vuelta y eso es relevante cuando quien aspira a sucederle en el puesto espera tener señales de políticas para el nuevo sexenio.