Los guerrerenses son tan pobres como los salvadoreños. La economía de su estado apenas reparte anualmente unos 5 mil 100 dólares a cada uno de sus 3.5 millones de habitantes totales y en Guerrero viven 935 mil niños de cinco a 17 años.
De ellos, 149 mil deben trabajar –son 16 de cada 100– y en esa zona nacional que lidia con el crimen organizado, uno de cada 10 entre esas edades, de plano no va a la escuela.
Eso fue antes de que el huracán Otis golpeara Acapulco con un estruendo que escuchó todo el mundo. El problema es observado con detalle por los estadounidenses.
Ese estado cuyos habitantes producen anualmente productos y servicios que valen poco más de 15 mil millones de dólares, necesita una cantidad similar de dinero para reparar y recuperar lo que perdió este miércoles en unas horas, de acuerdo con estimaciones preliminares.
Una referencia: Los chihuahuenses tienen una población que también es cercana a los 3.5 millones de personas, pero producen cosas de mayor valor y ellos obtienen cada año el triple de ese monto de dinero.
La pobreza educativa y las tristes condiciones de los niños guerrerenses podemos conocerlas todos gracias a la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil (ENTI 2022) elaborada por el Inegi en todo el país y que circunstancialmente, autoridades de Estados Unidos y México analizaban en Mérida al mismo tiempo en el que un huracán sin precedentes registrados barría la costa de Guerrero.
Platiqué con la estadounidense Thea Lee, una de las asistentes a la ceremonia de publicación del estudio. La subsecretaria adjunta de Asuntos Internacionales en el Departamento del Trabajo se hizo relativamente conocida en México este mes por un reclamo hecho mediante una carta que alertó sobre el abuso de una empresa en contra de sus trabajadores en Coahuila:
“Hoy, el Departamento de Trabajo de Estados Unidos toma nota de la lamentable decisión de Manufacturas VU Auto Components de cerrar sus instalaciones en Piedras Negras. Esto marca el final de la implementación de un curso de reparación que buscaba remediar la atroz negación de los derechos de libertad (de su sindicato)”, dice uno de sus párrafos.
Con la misiva, el Departamento del Trabajo del país vecino instó al gobierno de México a garantizar reparaciones para estos trabajadores y protegerlos ante posibles represalias.
Si bien dice percibir voluntad de mejora en la Secretaría del Trabajo, Lee consigna la relevancia de que México consiga mejores empleos y defienda los derechos de los trabajadores para proteger a los niños.
En muchos casos son hijos de afectados por abusos como el caso coahuilense de Manufacturas VU, pero ahora también en la imprevista tragedia de Guerrero, en la que la gente quedó a la deriva.
El problema escala a nivel internacional cuando más tarde muchos de esos niños terminan cruzando la frontera norte en la búsqueda de mejores salarios para sus pocas habilidades.
Los niños resultan víctimas invisibles de esa circunstancia que perpetúa la pobreza familiar. Ellos pierden la escuela por trabajar para ayudar a la familia y cuando tienen las dos actividades, quedan en riesgo de dejar la escuela.
“Normalmente se queda dormido en clase, no le está yendo muy bien y eventualmente es probable que abandone”, me advirtió aparte Marcia Eugenio, directora de la Oficina de Trabajo Infantil, Trabajo Forzado y Trata de Personas, en el Departamento del Trabajo, respecto a una tendencia que ven creciendo en el país.
Son 2.1 millones de niños en México los que no asisten a la escuela, de acuerdo con la ENTI 2022. En el peor de los casos, eso es un semillero para criminales que buscan el reclutamiento de inocentes.
Guerrero tiene serios problemas con la inseguridad provocada por delincuentes. Las actividades legales de comercio, turismo y renta de inmuebles a vacacionistas que entregan siete de cada 10 dólares en el estado, estarán detenidas quizás por meses.
Thea Lee sostiene que dar más habilidades a empleados y vigilar que obtengan mejores salarios mejora la situación de los niños y les permite estudiar.
Cuidar a los infantes guerrerenses cuyos padres han quedado en la incertidumbre debe ser una prioridad para el presidente Andrés Manuel López Obrador y para quien lo sustituya.