Parteaguas

La ‘peor’ inversión que haría la presidenta

La obtención de gas natural no asociado al petróleo casi se duplicó durante este sexenio, aunque no lo suficiente para elevar la producción general.

La presidenta que llegue tendrá que encarar una decisión clave: invertir muchísimo dinero del gobierno en una actividad que hoy no deja ganancias.

¿Visto así representa la peor inversión, pero podría tratarse quizás de una excelente apuesta?

La mitad de los focos prendidos ahora mismo fueron cargados con electricidad salida de un motor que se mueve con la combustión de gas natural y este gas está muy barato.

Ayer cotizaba por debajo de los 2 dólares por millón de BTUs en Texas y Louisiana, en donde México adquiere casi todo el gas que importa. Como referencia, hace dos años costaba 5 dólares, así que la tarifa actual equivale a que ustedes paguen hoy la gasolina a un precio que ronde 10 pesos por litro. De ese tamaño es la rebaja.

El precio actual es conveniente para la CFE, que comanda Manuel Bartlett, que trae ese gas del extranjero, pero no lo es para la empresa que extrae y vende también ese gas, que es Pemex, dirigida por Octavio Romero.

Al gas solo, sin petróleo, le llaman “no asociado” y así lo sacan del subsuelo en la zona fronteriza de Nuevo León, Coahuila y Tamaulipas. Su costo de producción puede rondar los 4 dólares por millón de BTUs.

Venderlo a 2 dólares representa un mal negocio y por tanto, una mala inversión financiera. Pero ojo, cuando se trata de una decisión de Estado la cosa cambia.

El gas natural es indispensable para la industria eléctrica, pero también para empresas manufactureras que compran esa electricidad que la necesitan barata, y para un montón de fábricas que lo usan para sus procesos. Piensen simplemente en armadoras automotrices, vidrieras como Vitro, cerveceras como Modelo y en productoras de alimentos procesados como Sigma, la vendedora de salchichas Fud.

Para acabar pronto: sin gas, se acaba el sueño del nearshoring. Adiós a la posibilidad de generar empleos manufactureros en el sur de México.

Hay varios retos, comenzando por el más relevante: Pemex extrae cada vez menos gas. En enero de este año produjo 4 mil 780 millones de pies cúbicos diarios. Hace un año, 4 mil 955 millones.

Además, una tristeza: la empresa lanza al viento y desperdicia el 7 por ciento de su producción total, lo que no solo representa una pérdida económica, sino una gran contribución al calentamiento global por los efectos del metano en la atmósfera.

El mes pasado la petrolera fue exhibida como una compañía sucia, adicionalmente, por esconder información al respecto:

“La compañía estatal de energía Pemex liberó grandes volúmenes de metano desde una plataforma petrolera en el Golfo de México el año pasado, con fugas recurrentes, incluso, después de que una agencia de las Naciones Unidas señalara problemas allí al gobierno mexicano”, reveló la agencia de noticias Reuters al inicio de febrero.

“Meses después de que los investigadores académicos informaran por primera vez de dos importantes fugas de metano de la plataforma Zaap-C en 2022, la instalación todavía tenía emisiones grandes y frecuentes. Pemex ha negado cualquier filtración en la plataforma y no hizo comentarios sobre la nueva declaración de la ONU”.

Por otro lado, en un reporte emitido también el mes pasado, Daniel Yergin advirtió que el gas natural es un foco particular para promover el desarrollo y reducir las emisiones.

El vicepresidente de la agencia S&P Global (vinculada con la calificadora S&P) lo hizo en el contexto de un documento más amplio llamado: El Regreso de la Seguridad Energética, con el que destacó que acontecimientos recientes demostraron que la transición energética depende de que la seguridad energética avance a un ritmo constante.

Eso no puede conseguirse sin una mayor producción global de gas que sustituya fuentes de energía más contaminantes como el carbón y el combustóleo, particularmente en países en desarrollo, en donde vive el 80 por ciento de la población mundial.

Existe, empero, algo de luz en México. La producción de gas natural no asociado al petróleo casi se duplicó durante este sexenio, aunque no lo suficiente para elevar la producción general.

Ese es el gas cuyo costo de extracción está por encima del precio de venta, lo que lo convierte en una ‘mala inversión’, como la catalogaron varios tecnócratas de gobiernos pasados. Pero atención, que esa no es la visión de una estadista, que ojalá llegue a la presidencia.

(Este columnista entra en una breve pausa. Regresa el lunes).

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