Platiqué ayer con Rosanety Barrios y al escucharla me sorprendió que ella –del equipo de Xóchitl Gálvez– tuviera una clara coincidencia con Jorge Islas Samperio, de la campaña morenista de Claudia Sheinbaum. También me vino a la mente ese remate de zapatos:
“Aprovechen los últimos días... Porque nos vamos… 2X1″. Así dice el último post que en octubre publicó en Facebook la Zapatería Elba de Poza Rica, Veracruz. El negocio ya cerró.
Los habitantes de esta población jarocha se quejan de que cierran los OXXO y mueren también las Farmacias Calvillo y otros negocios familiares que durante décadas figuraron en esta ciudad llena de dinero en días de auge petrolero.
Ese auge se esfumó hace 10 años en Veracruz y en Campeche. A los proveedores de Pemex les pagan a destiempo en este 2024, si les pagan, y la petrolera estatal parece no tener dinero ni para dar mantenimiento a sus propias plataformas.
Si se convierte en Secretaria de Energía, Rosanety Barrios promete incluir el pago a proveedores en el segundo lugar de las prioridades del gobierno. Antes tendría que ganar Xóchitl Gálvez, quien otorgó a Barrios la responsabilidad de su plan para el sector energético.
¿Cuál es entonces ‘la’ prioridad de Xóchitl?
¿Si éste es el segundo lugar, cuál ocupa el primero? “La prioridad número uno es invertir en transmisión”, me respondió Barrios.
¿Qué rayos es eso? Para cualquiera que transite por una carretera nacional o en algunas avenidas urbanas, resulta habitual ver esas torres altas de metal que cargan dos o tres pares de largos cables. Son torres de transmisión de electricidad en alta tensión.
Rosanety denuncia que las administraciones presidenciales pasadas y la presente se ocuparon en construir “fábricas de electricidad”, plantas de generación que queman y convierten gas o combustóleo, principalmente. Ese esfuerzo dejó de lado un detalle: hay que resolver cómo llevar esa energía eléctrica a centros comerciales, fábricas, casas…
¿Cómo se ven esos cables colgando en la banqueta y cómo suena el transformador que revienta en los días de calor?
Como el Periférico en hora pico, este país hoy tiene electricidad embotellada. En varios puntos de México no hay ya capacidad de transportar más electricidad, lo que impide que llegue energía a nuevos negocios. El que alcanzó, alcanzó.
Eso es un tremendo riesgo que tan pronto como para 2025 puede tirar las aspiraciones de quien llegue a la presidencia de atraer inversiones por la vía del nearshoring, esa palabra que representa inversiones en manufactura, como la de Tesla que medio Monterrey sigue esperando.
Invertir en líneas de transmisión eléctrica en alta y media tensión es caro. Si el país necesita unos 120 mil millones de dólares en energía eléctrica para los próximos 15 años, casi un 20 por ciento de eso debe dedicarse a los cables. A un ritmo, digamos, de mil 300 millones por año.
En tercer lugar para Rosanety y Xóchitl, está la recuperación de reguladores desdibujados, como los de la Comisión Reguladora de Energía. Árbitros imparciales indispensables para recuperar inversión privada en actividades permitidas por Ley.
¿En qué coinciden los planes de Energía de Xóchitl y Claudia?
En hidrógeno verde. Ambas campañas prometen inversiones en energía limpia, pero tanto Islas Samperio como Barrios advierten un alto interés en esa tecnología.
¿En qué consiste? En usar energía eléctrica producida con el sol o el viento para separar el agua en hidrógeno y oxígeno, aprovechando el primero como biocombustible, por ejemplo.
Atención, quienes buscan proyectos innovadores. Si una de estas dos candidatas llega a la presidencia, tendrá los oídos abiertos.
Invertir en energía es clave para cada nación ante la incertidumbre creciente por conflictos regionales entre países, un tema abordado en una carta pública de Jamie Dimon, líder de JP Morgan, misma que bien conviene una sentada de lectura.