Si revisan su página de internet, observarán que es un banco como otros: ofrece créditos para casas, coches y cuentas en las que pueden depositar su dinero. El estadounidense Capital One llegó a México, pero no viene a competir con Banorte o con BBVA. No viene a hacer banca, vaya.
Su arribo resulta tan atípico como su proyecto mexicano. En una de sus presentaciones al público nacional sus representantes acudieron a un escenario que no coincide con la sobriedad del ambiente financiero: un speakeasy de la colonia Juárez, uno de esos bares legales, pero provocativamente oscuros, que aluden la clandestinidad de la era de la prohibición del whisky en los Estados Unidos.
Un encuentro organizado por una vibrante organización de jóvenes expertos en generación de productos, llamada Product LatAm, reveló la naturaleza del plan: generar justamente eso, productos y servicios tecnológicos para el público estadounidense. Todo, desde la Ciudad de México.
¿Qué tan relevante es eso? Guarden proporciones, pero imaginen a Apple sin Steve Jobs, sin generar nuevos productos como el iPhone o el iTunes, en su momento.
Por eso es importante lo que ocurrió allí el jueves durante una cena entre piezas de arte exhibidas en el Tirasavia, de Bucareli, cuando la tapatía Judith González expuso su propósito.
La vicepresidenta de tecnología de Capital One en México –un grupo financiero cuyo valor de 57 mil millones de dólares supera los 53 mil millones de BBVA, a nivel mundial– explicó lo siguiente a un grupo de unas 25 personas:
Bajo el mandato de la también exejecutiva de HP y Wizeline, Capital One creará un centro de tecnología para administrar la propiedad completa de principio a fin de productos para sus clientes globales actuales y futuros.
Atención. En lo concerniente a tecnología, las empresas suelen venir a México a reducir costos; a dar mantenimiento a proyectos ya existentes o bien, a aumentar el tamaño de su equipo para tener talento disponible.
Lo que encabeza esta ingeniera industrial a partir de ahora es la gestión integral de productos bancarios a lo largo de todo su ciclo de vida, desde la conceptualización hasta la implementación. Implica supervisar todos los aspectos del producto: el desarrollo, el diseño, la adquisición y la implementación de la estrategia. ¿La meta? Que el producto satisfaga a los clientes y se entregue exitosamente al mercado. La supervivencia del banco depende de eso.
Fuentes extraoficiales advierten que González, una experta además en pedagogía que dio cátedra recientemente en el ITESO en Guadalajara, buscará durante los próximos tres años formar un equipo en México con unos mil 500 creativos expertos en regulaciones financieras, tecnología, software…
Ojo. Capital One reportó este año a autoridades estadounidenses que la compensación anual total media de sus empleados es de 93 mil 157 dólares, equivalentes a unos 135 mil pesos mensuales. Eso incluye tanto a cajeros, como a sus gerentes y directivos.
Deben provocar una reacción ante un volumen enorme de competidores en Estados Unidos.
La semana pasada el presidente del banco, Richard D. Fairbank, explicó el contexto a analistas financieros. Dijo que solo en tarjetas de crédito, los consumidores pueden elegir entre más de 4 mil emisores.
“Una tarjeta emitida por una pequeña cooperativa de crédito se puede utilizar en todos los lugares donde se puede usar una tarjeta emitida por un banco como Capital One, en cualquier parte del mundo”.
De ahí la necesidad de diferenciarse con nuevos productos para esta organización que brincó del lugar 11 al siete en su país, cuando concretó en febrero la compra de Discover Financial Services en una operación valorada en unos 35 mil millones de dólares.
Pude hablar con otros jóvenes expertos en tecnología, empleados de Capital One y basados en Nueva York que estuvieron de visita la semana pasada en México.
Dicen que pese al tamaño del conglomerado, es perceptible un ambiente de startup, de efervescencia típica en empresas en crecimiento, en buena medida también porque Fairbank, quien fundó ese banco en 1988, sigue presente en la compañía.
La meta de Capital One enfrenta un reto importante: contratar expertas y expertos en tecnología en un país en el que muchas empresas los requieren con urgencia. ¿La escasez provocará un aumento en la oferta? Veremos.