Una empresa alemana requiere para ya y en México, al menos 253 personas para labores que van de product manager a HR specialist y otro también sofisticado, descrito como instructional designer; todo está en Linkedin.
Pero si todavía está lejos la fiesta cervecera del Oktoberfest. ¿Qué está pasando? En cualquier caso, conviene que ustedes vayan aprendiendo alemán.
¿Notaron la procedencia de las inversiones prometidas para México al arranque de este año? El gobierno ofreció un informe hace un par de semanas. Los estadounidenses figuran en primer lugar, pero en segundo aparecen los alemanes, con 5 mil 458 millones de dólares, un 15 por ciento del total del capital extranjero ofrecido en el país al inicio de 2024.
Más allá de su procedencia, conviene entender quiénes traen ese dinero.
Caso llamativo el de Bosch, empresa conocida por hacer partes para coches con una clientela que va desde las marcas tradicionales, hasta BYD y Tesla, pero que ahora pondrá a los regiomontanos a hacer refrigeradores de 80 mil pesos.
La empresa crecientemente tecnológica procede de Gerlingen, una ciudad alemana de poco más de 20 mil habitantes que cabrían bien en el parque de béisbol de los Diablos Rojos.
Acá la encabeza Alexander Firsching, presidente de Bosch México, conglomerado que presume de haber invertido en el país casi mil 500 millones de dólares durante los dos años pasados, a los que sumará una apuesta cercana a los 500 millones para este 2024.
Son muchos millones y conviene entender la dimensión.
A nivel global, la compañía invirtió en el bienio 10 mil 395 millones de dólares, advierten sus reportes. Eso implica que alrededor del 15 por ciento de ese capital lo colocó en México.
El número sirve, pero hay una referencia adicional. Esta nación ya es la tercera región en relevancia en inversiones para Bosch, aún por encima de Estados Unidos. Para Bosch, México es superado solamente por Europa y China, en ese orden. Sirva el mensaje a quienes quieren saber en qué está aterrizando el nearshoring o la reubicación de inversiones en el mundo.
Algunos atribuyen esa tendencia exclusivamente a la ‘mudanza’ de fábricas de China a México, pero pasan por alto la creciente relevancia del mercado árabe, por ejemplo, que es atendido desde el citado país asiático, por lo que parte de la producción que antes era destinada a Norteamérica, ahora se queda allá.
Eso obliga a aumentar inversiones en distintos polos de desarrollo.
Resulta buen ejemplo la apuesta que esta empresa alemana en particular aplica al negocio de productos caseros:
“En el sector de bienes de consumo, el gasto de capital fue de 839 millones de euros, en comparación con los 845 millones de euros del año anterior. Los principales proyectos de BSH Hausgeräte (filial de electrodomésticos) son nuevas fábricas: una en Monterrey, México, para refrigeradores, y otra en Madinat al-Aschir min Ramadan, cerca de El Cairo, Egipto”, explicó la compañía en su reporte anual.
Pero los ingresos de Bosch México se recargan cada vez más en productos que ustedes no pueden tocar, productos de software, algunos de los cuales son hechos en Jalisco.
Sus ventas nacionales crecieron 6.6 por ciento y sumaron 74 mil 283 millones de pesos en 2023 (4 mil 188 millones de dólares), que representan 4.5 por ciento de las ventas globales.
Ayudaron las ventas de movilidad, tecnologías de software para automatizar fábricas, herramientas eléctricas, refacciones automotrices, sistemas de seguridad.
Pero no hay torta gratis. Deben hacer inversiones en México que enfocarán a la compañía en herramientas de movilidad, software e industria 4.0, amén de desarrollar proveeduría local. Atención, quienes buscan negocios.
Quedamos en que Bosch es un ejemplo. Hay inversiones alemanas más conocidas como las de una planta de 90 millones de dólares para la producción de mangueras de Continental. También el ‘megacampus’ logístico de DHL en el Estado de México y los mil millones de dólares de Volkswagen para producir vehículos eléctricos. Todo para este año.
Ojo, estadounidenses, alemanes e incluso argentinos de los que escribí previamente, parecen aprovechar más oportunidades que aquellos mexicanos que se concentran exclusivamente en bajos pleitos de debates políticos.