Parteaguas

Sale más barato comprar casa en Madrid

De aquel lado del Atlántico, los bancos cobran tasas que no superan 4 por ciento anual; de este lado, estas rondan 9 por ciento.

Hay bancos que ofrecen créditos hipotecarios en ambos países, en México o en España. BBVA y Santander pueden prestar dinero para adquirir una propiedad en Madrid o en la Ciudad de México; en Monterrey o en Barcelona.

Hay una clara diferencia: las tasas que ofrecen en uno y otro continente. Por esa razón, los mexicanos pueden pagar al final un millón de pesos más, digamos, por un préstamo de 3 millones de pesos a 20 años.

De aquel lado del Atlántico, los bancos cobran tasas que no superan el 4 por ciento anual; de este lado, estas rondan el 9 por ciento. ¿Pero qué tanto es tantito? ¿Qué tanto pueden pesar cinco puntos de diferencia?

En primer lugar, en que allá quien pida ese crédito de 3 millones (unos 150 mil euros) pagará mensualmente por su hipoteca unos 900 euros equivalentes a 17 mil pesos, aproximadamente. ¿Cuánto pagaría un habitante de México desde el primer mes por el mismo monto de préstamo? Casi 27 mil pesos.

Tanto en Madrid como en la Ciudad de México una vivienda de clase media bien puede superar los 6 millones de pesos. Ya cada quien puede hacer sus cálculos. Esa diferencia puede justificarse. ¿Puede?

Representantes de bancos basan su primer argumento en la diferencia de estabilidad política y económica entre México y España. Recuerdo a uno que para explicarlo me aludió al ‘error de diciembre’ de 1994 y el montón de mexicanos que no pudieron pagar su casa hace 30 años.

Esa percepción de incertidumbre –al final, subjetiva– por parte de inversionistas y analistas internacionales provoca que el Banco de México imponga una tasa de referencia del 11 por ciento, muy superior a la de 4.5 por ciento del Banco Central Europeo, que representan importantes diferencias de costos para los bancos. Bien. ¿Entonces a callar y a pagar?

Si un árbitro sin vínculos nacionalistas –quizás de inteligencia artificial– se limitase a ver el ambiente político y económico observará el siguiente panorama:

El presidente español Pedro Sánchez mantiene un país en relativa paz, pero se defiende de políticos que quieren removerlo tras acusar a su familia de tráfico de influencias. El presidente mexicano López Obrador, en santa paz en Palacio Nacional, trata de controlar un país sacudido por la violencia. Ambos escenarios provocan incertidumbre de alto nivel.

Luego están las cifras macroeconómicas. España mantiene desde 2010 un Producto Interno Bruto que ronda los 1.4 billones de dólares (trillions). En el mismo plazo, el de México avanzó de 1.1 a 1.4 billones. Son cifras del Banco Mundial para ambos casos. México tuvo mejores resultados en ese rubro.

Un punto importante, pero no definitorio: en ese plazo de 14 años, el euro se depreció 14 por ciento frente al dólar y el peso mexicano, 24 por ciento.

Luego está el asunto de la inflación, rubro en el que España también tuvo una ligera ventaja, con un 3.3 por ciento anual en los últimos cinco años, inferior a la de 4.2 por ciento de México, de acuerdo con datos recopilados por Bloomberg.

Vaya, a ojo de buen cubero, puede haber diferencias en favor del país ibérico, ¿pero estas justifican el doble de monto en tasas bancarias? Sería cómodo recargar este trato diferenciado en la actitud de ejecutivos de acento ajeno, pero antes deben evaluarse otros aspectos.

Los mexicanos siguen arrastrando la costumbre de no pagar y no es precisamente por culpa de extranjeros o de trabajadores mexicanos honestos. Pemex es el mejor ejemplo de esto.

Cada presidente, sin importar el partido político, ha sido responsable de poner ahí a directivos incompetentes que no atinan a un plan para componer a la empresa, al punto de que ya no puede pagar a proveedores, a quienes debe casi 140 mil millones de pesos. Pese a que cada vez da menos dinero al gobierno, éste saca de donde puede para medio pagar sus deberes. El ciclo nocivo enturbia todo (luego hablamos del incumplimiento de empresas privadas).

Vaya, a punta de recortes presupuestales o de aumentos de la gasolina, los mexicanos han soportado la estabilidad macroeconómica del país, ahora durante décadas.

¿Cuándo llegará el premio financiero que eso conlleva? ¿Están condenados al escenario de pagar 10 mil pesos más de hipoteca?

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