Parteaguas

La mexicana que ‘manda’ chavos al espacio

Caty Ramírez se enfocó en el tipo de personas capaces de hacer ‘casas’ o hábitats que brinden un hogar fuera de la Tierra.

Elon Musk y Jeff Bezos están ocupados pagando cohetes que llevan a las personas al espacio, luego a la Luna y después a Marte. Alguien tiene que hacer todo lo demás, por ejemplo… retretes para hacer pipí y popó, sin gravedad.

Chinos, indios y otros también compiten en la reconquista del espacio.

Esta vez lo que buscan todos no es ir, pisar y regresar, sino dejar humanos viviendo fuera de la Tierra porque hay muchos negocios en conseguirlo. Este año sumarán 630 mil millones de dólares. Como ejemplo vean a la acerera regiomontana Frisa, que vende piezas para cohetes.

La poderosa consultora McKinsey pronostica que para 2035 el tamaño del intercambio anual de dinero en esta industria será de 1.8 billones de dólares (trillions).

La actividad espacial necesita dos cosas: fierros y gente. Caty Ramírez se enfocó en lo segundo. Particularmente en el tipo de personas capaces de hacer ‘casas’ o hábitats que brinden un hogar fuera de la Tierra.

Ella nació en la Ciudad de México y desde hace 16 años emigró a la zona más pobre de Texas a hacer negocios de lujo. Su familia, dedicada a los trámites aduanales, comercializó productos de las marcas que se guardan detrás de cristales bajo llave.

Practicó yoga y eso la llevó a otro mundo. Más bien, fuera de éste.

Su círculo de amigos fue el de quienes circunstancialmente llegaron a Brownsville, cerca de la Isla del Padre, para encargarse de tareas propias de la NASA. Eruditos que a la postre se integraron ahí mismo al new space, una era en la que son las empresas y no el gobierno las que encabezan la lucha por el espacio. Ustedes saben que ahí está SpaceX, de Elon Musk, y Blue Origin, de Jeff Bezos; dos estadounidenses supermillonarios que quieren hacer de su país una potencia espacial y ganar dólares en el proceso.

Pero la gente que sabe de astros también come. Caty estableció negocios de comida, ‘catering especializado’, le llaman, para trabajo de campo. Acudió a todos los congresos, a todos los cursos y leyó lo que pudo. A la postre, junto a los tacos servía conversaciones de alto nivel a sus comensales, que empezaron a sentirla parte del equipo.

Ahí es en donde ella vio la oportunidad de meter a México en el negocio.

Viajó entonces de regreso a la Ciudad de México la década pasada para establecer su empresa. Sorteados cuestionables obstáculos, Caty fundó SpaceportMX, una empresa de capacitación de alto nivel:

“Una iniciativa dirigida por científicos, investigadores, empresarios, profesionistas entusiastas del espacio enfocados en la difusión, el desarrollo estratégico de la industria y el comercio espacial en México”, de acuerdo con la propia compañía.

Hasta la fecha ha entrenado a 650 individuos, principalmente prepatariorianos. Chavas y chavos que a veces no sabían que podía interesarles la industria espacial. Son expuestos directamente a quienes han desarrollado piezas para cohetes y naves enteras, para entrenarse en el diseño de hábitats espaciales.

Los someten a torneos en los que imaginan dispositivos para que la gente pueda dormir, cocinar, incluso tener relaciones sexuales y reproducirse en un ambiente sin gravedad. (Si lo piensan bien, eso resulta un reto digno de atletas). Ahora ya trabajan en patentes.

Caty no está sola. Silenciosamente, México avanza en la industria espacial, aunque más tímidamente que cuando sus habitantes plantaron semillas para crear la industria de manufactura de piezas automotrices y aeroespaciales que hoy da de comer a Chihuahua, Querétaro, Puebla, Coahuila, Nuevo León, Guanajuato y otras entidades.

Hace un año los diputados aprobaron una reforma a los artículos 28 y 73 de la Constitución, en materia espacial, para crear legalmente la industria.

Si es aprobada por el Senado y los congresos estatales, las actividades en el espacio ultraterrestre, incluso en la Luna y los cuerpos celestes, ahora se considerarán áreas prioritarias para el desarrollo nacional en los términos de la Constitución.

Ya luego les contaré de lo que eso puede permitir para crear un centro de lanzamiento de cohetes en el país para complementar el de Brownsville y el de Cabo Cañaveral, en Florida. Ya están viendo terrenos. Caty dará una conferencia hoy en Mérida. Luego les cuento.

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