Los beneficios económicos del nearshoring ya están amenazados por la incertidumbre en la disponibilidad de energía eléctrica. ¿Ahora también por el agua?
‘Se está gestando una guerra por el agua entre EU y México’ es el título de una nota del fin de semana publicada por The Washington Post. Años de discusiones entre ambos países por el agua del río Bravo ya toparon con pared.
Los vecinos se quedan sin agua. Eso es en 2024, no en el futuro. El problema no se limita a zonas próximas a la ribera de ese cauce.
Cerca de Sonora, en Arizona, los desarrolladores ya no obtienen permisos para construir nuevas casas. En junio del año pasado las autoridades los prohibieron en zonas aledañas a Phoenix. La medida fue anunciada por la gobernadora Katie Hobbs, quien destacó que afectarán suburbios de rápido crecimiento de la quinta ciudad más grande del país.
Los constructores proponen medidas desesperadas como la de llevar por ducto agua de mar desde el mexicano golfo de California para desalar allá y distribuirla.
El problema cada vez apunta más a México como vía de solución para los estadounidenses, que no están acostumbrados a limitar ningún tipo de consumo.
En el sur de Texas la gente habla casi tanto en español como en las ciudades de sus vecinas tamaulipecas Nuevo Laredo o Reynosa. Sus centros comerciales y restaurantes son visitados los fines de semana por habitantes de Monterrey y Saltillo, que sienten tan familiar esa región como los habitantes de la CDMX perciben Cuernavaca o Querétaro.
Ahí mismo, el Consejo Municipal de Mission estaba listo para votar sobre una moratoria sobre nuevos desarrollos residenciales y comerciales de más de cinco acres de dimensión (aproximadamente dos hectáreas).
Se abstuvo en el último minuto, aconsejado por el Condado de Hidalgo al que pertenece esta pequeña ciudad, junto con sus vecinas McAllen y Pharr.
Para esta ciudad de rápido crecimiento frenar el crecimiento urbano sería drástico, pero podría volverse inevitable.
“Este es un territorio desconocido para nosotros. Casi como covid. Estamos explorando todo y no vamos a dejar ninguna piedra sin remover”, dijo el subgerente municipal Daniel Fuentes al medio local Spectrum News.
La discusión local sobre la necesidad de presionar a México por agua es cíclica y aparece en cada periodo electoral como el que este año experimentan ambos países. No obstante, en 2024, las evidencias superan las retóricas nacionalistas.
Luego de dos años de sequía que eliminó el suministro de agua, hace dos meses cerró el último ingenio azucarero de Texas, eliminando 500 empleos y 100 millones de dólares anuales en ingresos para la economía de Santa Rosa, cerca de McAllen.
Habitantes locales advierten que la actividad agrícola en la región prácticamente desapareció y los granjeros dependen de dádivas gubernamentales. La presa Falcón se seca todos los días, por lo que ya consideran que un eventual suministro limitado de agua se destinaría al consumo humano.
Los paisajistas estarían entre los primeros en dejar de trabajar. En las propiedades texanas, las familias suelen gastar el mismo volumen de agua para sus necesidades domésticas que para regar el pasto. Esa práctica saldría de la lista de prioridades.
El problema también abre oportunidades para empresas disruptivas.
Algunas de las tecnologías que exploran las compañías son sistemas inteligentes de gestión del agua que integran sensores y análisis de IA para permitir el monitoreo en tiempo real del consumo y abasto; tecnologías avanzadas de tratamiento de agua, como filtración por membrana y oxidación avanzada; nuevos filtros que utilizan electroquímica para purificar mejor las aguas residuales.
Incluso la técnica usada en el espacio es considerada, destacó recientemente durante una conferencia en México, Caty Ramírez, habitante de Brownsville, Texas, y directora de la empresa espacial SpaceportMX, quien destacó que fuera de la Tierra los astronautas usan dispositivos para recuperar cada gota que sale de su cuerpo (por todas las vías) para reaprovecharlas en condiciones de escasez.
La presidenta que México elegirá en unos días enfrentará retos en la economía, como definir la situación de la endeudada Pemex, pero más necesaria resulta una nueva estrategia hídrica de un país que no sufre escasez de agua solamente en su frontera norte, sino incluso en su capital.
La presión vendrá de los mexicanos, y como ya vemos, también de los poderosos vecinos.