Parteaguas

Más allá del olvido de Tesla

Eugenio Grandio, quien pasó por Toyota y BMW, es una pérdida para Tesla, pues se trata de unos de los individuos de más conocimientos en materia de movilidad eléctrica en México.

Es una desilusión grande. El 1 de marzo de 2023 Elon Musk anunció la construcción de la más grande planta de manufactura de Tesla en el mundo y ese día dijo que esa giga factory sería instalada en Monterrey.

Para los estándares de Musk y de esa compañía, la fábrica ya debería estar terminada.

Compraron el terreno, de acuerdo con información extraoficial del gobierno del Estado de Nuevo León, que no detuvo el proceso de permisos y de instalación de infraestructura para estar listos.

Vaya, no ha sido cancelado el plan, pero el aviso que hizo el miércoles a través de redes sociales un protagonista del proyecto, suma al desánimo.

“Después de ocho años de luchar incansablemente por acelerar la transición global a la movilidad eléctrica, en la que México y otros países latinoamericanos no solo fueran parte, sino protagonistas, mi tiempo en Tesla ha terminado”, informó públicamente Eugenio Grandio, a través de su cuenta de Linkedin.

“Ser parte de Tesla incluyó grandes experiencias, retos y satisfacciones; como poder liderar la selección y negociación del proyecto para la Giga de México, desplegar la red de superchargers, liderar el equipo de ventas y ayudar a proveedores para iniciar operaciones en el país, así como apoyar el lanzamiento de la marca en países de Latinoamérica y promover incentivos y regulación que ayudarán a una mayor adopción de los vehículos eléctricos”, explicó quien en última instancia fue asesor sénior de Políticas y Desarrollo de Negocios para Latam en Tesla.

Grandio, quien pasó por Toyota y BMW, es una pérdida para Tesla, pues se trata de unos de los individuos de más conocimientos en materia de movilidad eléctrica en México.

¿Entonces hasta ahí llegamos? ¿México queda fuera de esa industria?

No, en lo absoluto, distintas empresas globales han anunciado plantas de fabricación de coches eléctricos, y Ford, este año, debe exportar desde el Estado de México más de 200 mil de esos productos, de acuerdo con metas establecidas para Luz Elena del Castillo, su directora en México, Puerto Rico, Centroamérica y el Caribe.

Pero no concretar un proyecto de esa envergadura habla del rezago nacional para subirse a los más destacados negocios del mundo, a la vanguardia global.

“La verdadera oportunidad de atracción de inversión a mediano y largo plazos para este país se llama electromovilidad”, defendió hace unos días Odracir Barquera.

“Así como en estos 30 años hemos sido el principal detonador económico de México, el principal captador de inversión extranjera directa, el principal generador de ingresos por encima de remesas y turismo juntos, esta etapa que estamos viviendo a nivel mundial, de cambio de la industria de combustión interna hacia la electromovilidad, es esa nueva oportunidad que hace 30 años nos dio el TLCAN”, agregó el director de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA) durante un podcast grabado con Banorte.

¿Cuál es el obstáculo para un país que ha demostrado sobradamente que puede fabricar coches, incluso partes para aviones? Él dice que desarrollar proveedores de autopartes de nuevos componentes que se van a requerir para este tipo de vehículos.

Permítanme agregar a esa perspectiva. Si ya vamos en ese plan, no está mal apuntar más arriba.

En el libro de Walter Isaacson, el escritor que se sentó, comió y durmió en el mismo lugar que Elon Musk durante meses para escribir su biografía, menciona que este magnate ha reducido los costos para fabricar sus cohetes espaciales buscando piezas entre proveedores automotrices. Todo mexicano en el ramo de la manufactura debería leer ese libro.

Solo Spacex ya está lanzando un cohete cada 10 días. Blue Origin, de Jeff Bezos, también tiene su propia ruta que se suma a la de ULA, de Lockheed Martin y Boeing. Todas están a un viaje en coche.

Ese sector ya recibió, solamente en el primer trimestre de este año, seis mil 500 millones de dólares en inversiones provenientes de firmas de capital de riesgo, de acuerdo con la consultora Space IQ. Desde 2015 ya suman 286 mil millones apostados en mil 779 compañías espaciales. Vaya, hay mucho más que Tesla.

Sugiero ver el horizonte. El año 2024 con sus elecciones políticas, también pasará y nadie quiere acabar con el tratado de libre comercio entre países de Norteamérica.

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