¿Por qué su carne es roja? La receta de los tacos al pastor lleva algo de chiles secos, pero el achiote contribuye. En el mercado de ese ingrediente hay un líder cuya marca es La Anita, que también da nombre a la empresa basada en el sureste.
La folclórica compañía sirve de ejemplo para que sepan lo que está pasando en esa caliente región de México, que en algunos estados la economía crece a un ritmo que le permite recortar camino frente al resto del país. Atención, Marcelo Ebrard.
El próximo secretario de Economía debe destrabar un proyecto que se atoró. Si no lo hace, complicará ventas al exterior de todo un menú de productos de la península del sur.
La compañía vendedora de achiote y salsas de habanero dirigida por Francisco Ávila Heredia dio una sorpresa recientemente por una transacción.
No es relevante por su dimensión, sino por lo atípico del trato. La compañía yucateca fabricante de condimentos adquirió en marzo la marca de salsas Zaaschila, originaria de Nuevo León. Los faisanes le tiran a las escopetas. ¿Pues no son los del norte los que invierten en el sur? No es la primera que hace inversiones de este tipo, echen un ojo a la trayectoria de Grupo Bepensa, a cargo de Juan Manuel Ponce Díaz.
Yucatán se consolida como un centro de producción alimenticia en concordancia con lo que pretende Claudia Sheinbaum para el ‘Corredor Maya’, en la política industrial que debe aplicar cuando inicie su mandato, de acuerdo con sus propios planes.
La Anita fue fundada en 1913 por doña Ana Sosa de Méndez, quien vendía productos de achiote hechos artesanalmente.
Los hermanos Jorge, Ismael y el ya fallecido Ali Charruf Navarrete, ganaderos yucatecos de ascendencia libanesa, adquirieron el negocio en 1978, dándole un nuevo enfoque industrial y ampliando sus actividades incluso a servicios de transporte.
La compañía dio un salto en 2016 cuando instauró el gobierno corporativo y un consejo de administración en el que participan los consejeros patrimoniales Jorge Charruf Cáceres, Ali Charruf Álvarez e Ismael Charruf Villanueva, quienes concedieron la dirección general a Francisco Ávila.
El año es importante. En esos días fue anunciada la inversión en Yucatán de Grupo Modelo para instalar una planta cervecera productora de Corona y otras marcas. También, Kekén, de Grupo Kuo, incrementó aceleradamente en el estado la producción de carne de cerdo para su exportación a Japón. Otras compañías de su cadena de suministro se sumaron.
Las empresas locales, tradicionalmente aisladas, comenzaron a competir por personal y en ocasiones por mercado con las recién llegadas, lo que motivó su profesionalización.
Para La Anita, sus reformas redituaron. Automatizaron procesos y comenzaron a innovar fabricando sus propios envases. Sus directivos advierten que duplicaron sus ventas de 2021 a 2023, año en el que iniciaron operaciones en una nueva planta en Cuautitlán, Estado de México. Esperan un resultado similar para los próximos tres años.
En marzo de este 2024, La Anita compró la marca de salsas Zaaschila, fundada en 1996 en San Nicolás de los Garza, Nuevo León, lo que le brindó nueva capacidad logística, incrementando a 14 sus centros de distribución, además de canales de exportación al noreste de los Estados Unidos, disponibles para más de 250 productos (SKUs).
En ese contexto, la holandesa Heineken está a punto de iniciar en Yucatán la construcción de una nueva planta cervecera de unos 500 millones de dólares y Gruma hace lo propio con una fábrica de tostadas y otros productos para exportar.
¿Saben quién conoce bien estos negocios? Altagracia Gómez, presidenta, entre otros negocios, de Grupo Minsa, y coordinadora del consejo del sector privado que acompañará a la futura presidenta Sheinbaum en sus decisiones sexenales.
En 2025, la Península de Yucatán contará con dos nuevas plantas de generación eléctrica de CFE, infraestructura ferroviaria, equipo humano preparado en centros tecnológicos, y próximamente con un mayor volumen de gas natural que podría detonar dos polos de desarrollo establecidos este mes por el gobierno federal en los municipios de Mérida y Progreso para inversionistas interesados en pagar menos impuestos y derechos gubernamentales, bajo ciertas reglas.
En ese contexto estarán jugando Bepensa, Heineken, Modelo, Bimbo, Kekén y La Anita.
Solo hay un cuello de botella para ese bufet: un Puerto Progreso limitado, que no fue ampliado durante este sexenio por razones desconocidas para el vulgo. Contó con un plan y recursos económicos, pero se trabó en el gobierno federal.
Si México quiere exportar cervezas, tortillas, achiote, tacos al pastor… Marcelo Ebrard debería trabajar rápido en el Puerto Progreso.