Parteaguas

Qué bueno que falló el balazo a Trump

Mucha gente en México depende de que se cierren contratos con clientes estadounidenses que significarían empleos y salarios hacia el final del año.

Tristemente provocó la muerte de al menos un inocente, pero no acertó el tirador que intentó asesinar a Donald Trump el fin de semana, el sospechoso Thomas Matthew Crooks está muerto y el político, vivo.

Qué bueno por el candidato republicano, qué bueno por su familia, por Estados Unidos y por nosotros. Los mexicanos entendemos la dimensión de un atentado de este nivel. ¿Qué sigue?

El poderoso candidato presidencial del PRI, Luis Donaldo Colosio, fue asesinado antes de las elecciones de 1994 provocando incertidumbre política y acentuando una crisis económica que motivó la salida de capitales, un brinco del 100 por ciento en el valor del dólar y un desempleo que no dejó familia a salvo.

Otros países en desarrollo recibieron el impacto de un contagio financiero.

Una cosa es que eso suceda en una nación como México y otra cosa muy distinta es que un evento similar ocurra en Estados Unidos.

En esos días, México tenía un PIB de unos 500 mil millones de dólares, un tercio del actual de 1.5 billones. Estados Unidos en 2024 continúa siendo la superpotencia económica del mundo, con un PIB de 25 billones de dólares (trillions), por encima de los 18 billones de China.

En este año, México es el principal socio comercial de esa potencia.

Mucha gente en Querétaro, Nuevo León, Chihuahua, Estado de México, Baja California… depende de que esta semana y las próximas se cierren contratos con clientes estadounidenses que les significarán tener empleo y un salario hacia el final del año.

¿Qué habría cambiado si el tirador hubiese acertado? Hoy estaríamos analizando muchas reacciones en cadena.

Los principales grupos financieros tienen supercomputadoras preparadas para activarse automáticamente ante la incertidumbre. Basta un empujón humano para que la primera transacción dispare el resto, en efecto dominó.

Una inversión de alto riesgo son las acciones de las empresas. Muchos habrían vendido sus acciones, depreciándolas, como ocurrió al inicio de la reciente pandemia.

Esas compañías afectadas habrían de reaccionar con austeridad. Probablemente detendrían inversiones y algunas compras.

Los dueños del dinero que saliera de las acciones bursátiles buscarían guardarlo en un lugar seguro. Típicamente el oro representa esa opción y el comal no está para tortillas en este momento. Suficiente incertidumbre tiene el mundo con las guerras en Palestina y en Ucrania, más la provocada por las elecciones en Europa.

Ese metal ya está en niveles históricos, por encima de los 2 mil 400 dólares por onza.

El peso mexicano habría sufrido muy probablemente una depreciación y hoy no sabríamos a ciencia cierta qué nivel alcanzarían las empresas mexicanas que cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores, sólo veríamos la fluctuación de las principales empresas que la representan. De nuevo, los principales accionistas detendrían inversiones hasta ver que las aguas se calmen.

¿Y cómo calmarían a un pueblo armado en cada habitación, en cada casa? ¿Cómo resolvería la política estadounidense la ausencia de un candidato tan poderoso en el Partido Republicano? ¿Quién podría sustituirlo para calmar al ‘tigre’ que también tienen de ese lado, como a decir de Andrés Manuel López Obrador, también tiene México? ¿Cómo hacerlo ante la debilitada imagen del presidente Joe Biden?

Muchos culpan a Trump de la polarización de la sociedad estadounidense que desata eventos violentos como los actuales. Claro que él tiene una parte de la responsabilidad.

Pero esos críticos quizá pasan por alto el impacto de que las autoridades estadounidenses hayan cobrado al pueblo estadounidense las fallas de 2008 en su sistema financiero. Eso dejó como ganadores a las empresas de Silicon Valley en California y a los bancos de Nueva York, dejando un hueco de falta de prosperidad en el centro de ese país, campo fértil para alguien como Trump.

También esquivan los efectos para la gente de la inflación provocada por una indiscriminada impresión y reparto de dólares en esta década. Los jóvenes no pueden comprar casa.

Donald Trump no es el mejor candidato, pero le conocemos; Carlos Slim lo califica de negociador. Muy probablemente será presidente de nuevo. Su ausencia por violencia habría sido un problema mayor. Qué bueno por él y por todos que está a salvo.

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