Parteaguas

El Rey Felipe VI no podrá contarnos

Habrá que tratarlo vía Whatsapp, pues el Rey no vendrá a la toma de protesta de la presidenta electa, Claudia Sheinbaum.

El Rey Felipe VI no podrá decirlo en el país, pero en España están preocupados. Esa nación, como el resto de Europa, se hicieron muy dependientes. Habrá que tratarlo vía Whatsapp, pues el Rey no vendrá a la toma de protesta de la presidenta electa, Claudia Sheinbaum.

Los europeos sufren porque deben traer un montón de cosas de afuera: tecnologías de sensor, biomateriales, polímeros, metales, bioelectrónica, ingeniería médica, circuitos integrados, sistemas autónomos, antenas 5G… y todo lo que según ustedes no compran, pero viene incluido en su “recarga de Telcel”.

Acá no nos gustan las monarquías, pero no es nuestro Rey y él busca activamente países socios para compartir nuevos conocimientos, como representante legal de los españoles que todavía gustan de las coronas. Ellos llaman “friendshoring” a esas relaciones.

México, pese a todos los vínculos con su país, apellidos y sangre ibérica que corre por media población, difícilmente puede ser hoy llamado amigo si por mandato presidencial de Andrés Manuel López Obrador prevalece una relación en “pausa” con la “madre patria”.

También traemos pleito con Estados Unidos y es difícil decir ya con quién no estamos peleados. Pero conocedores o no de nuestra dependencia tecnológica, abrazamos nuestra relación con Microsoft, por ejemplo, que no es nación, aunque parece.

“La inversión de Microsoft permitirá aumentar nuestras capacidades en inteligencia artificial rápidamente. Ya son 38 años de trabajo conjunto Microsoft y México ¡Vienen seis más!”, publicó ayer el excanciller morenista Marcelo Ebrard, próximo secretario de Economía.

México, con todo y Telmex, es también muy dependiente.

Ayer, Satya Nadella vino a recordarlo. El director general de Microsoft anunció esa inversión de mil 300 millones de dólares en el país para los próximos tres años, destinada a mejorar la infraestructura de IA y promover habilidades digitales.

Está bien que Ebrard celebre, como cientos de los asistentes a la cita del anuncio en el Centro Citibanamex, en donde revelaron esa friolera.

No dijo con qué pagaremos, pero es digno de celebración que los datos personales, bancarios, hospitalarios, del registro civil, los de contratos, los de amoríos y todos los que generen los mexicanos, se queden en México y eso no es posible si no hay infraestructura en el país. Aunque sea de empresas extranjeras.

Es también para celebrar que Microsoft invertirá parte de ese dinero en capacitar a connacionales en habilidades que hoy todas las empresas necesitan, empezando por los bancos y el sector financiero, que representa más o menos un 20 por ciento del PIB.

Pero habría sido bueno que Felipe VI viniera a platicar con Sheinbaum de lo que vio la semana pasada en el Teatro Pérez Galdós de Las Palmas de Gran Canaria. Por cultura general, vaya.

Habría contado cómo su nación, Portugal e Italia ya vieron el presente mezclado con el futuro. Ya observaron que ellos no están ahí y habrían explicado que México, tampoco.

Habría dicho lo que dijo allá el viernes durante la XVII Cumbre COTEC Europa: “Queridos amigos, la Unión (Europea) inicia este curso un nuevo ciclo político con unas instituciones renovadas. Lo hace en un clima de gran complejidad. Esperemos que Europa siga trabajando con firmeza y altura de miras por la reactivación tecnológica e industrial, entendida como como apertura, innovación, diversificación, reducción de riesgos, apuesta por la investigación”.

En ello les va el futuro como una Europa rica o sometida a los precios de China y de Estados Unidos.

Hace un par de años, también en el marco de reuniones de COTEC, notaron una anomalía:

De 44 tecnologías críticas que hoy mueven el mundo, las cuentas bancarias y su smartphone, China lleva la delantera en 37, el resto las controlan los vecinos al norte.

Hablamos de análisis avanzado de datos, materiales inteligentes, nanomanufactura, baterías eléctricas, algoritmos de inteligencia artificial, súper computadoras y otras tantas.

México no está en ceros.

Satya Nadella dijo ayer que ya operan 1.8 millones de desarrolladores en el país, solamente en el contexto de GitHub, una plataforma que les permite compartir su código.

¿Quién puede organizarlos? Más importante: ¿Para qué? ¿Cuál es la política industrial que conviene seguir? Conviene escuchar a amigos, aunque no vengan de España.

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